Benvenuti
in Italia Africani, Lavatevi! es una de las frases de
guerra que suelen utilizar los grupos de animación de algunos equipos
italianos, en particular, de los clubes ubicados al norte del país. Si bien es
cierto que las expresiones de racismo las podemos encontrar en cualquier
terreno futbolero de cualquier parte del mundo, en Italia ocurre una situación un
tanto inusual. Es común que los grupos de fanáticos de este deporte estén
emparentados con una causa o movimiento social, un partido político, una
ideología, etc. También es bastante frecuente en esta clase de seguidores el
arraigo y la exaltación de lo propio frente a lo desconocido: los rasgos
físicos de la población, las tradiciones y las prácticas recurrentes, las
creencias de índole diversa, los valores locales, entre muchas otras cosas. Sin
embargo, para el tifosi son muy marcadas las tendencias que nutren su
afición al fútbol. En este sentido podemos hablar de las más patentes en las
gradas de un estadio: el racismo, la afiliación política y la pertenencia al
bloque Norte-Sur del país. El fanático italiano se encuentra en un escenario mítico
que antecede las llamas de la ira, la inconsciencia y la violencia; se haya en
una encrucijada esperando que el león, la loba, el leopardo o cualquiera de
ellos en su conjunto, le susurren al oído los dulces y embriagadores cánticos
que inscriben en sus pancartas y banderas.
El emparejamiento entre el amor al fútbol, con cualquier otra afición o simpatía, suele suceder con mucha más frecuencia de lo que solemos pensar. La cuestión aquí es hasta dónde estamos dispuestos a afirmar nuestro mundo frente al mundo de los demás. En los últimos años se ha hecho mucho hincapié, principalmente en los medios de comunicación, de las confrontaciones entre los jugadores de raza negra y las agrupaciones fanáticas italianas. Futbolistas como Romelu Lukaku, Kalidou Koulibaly, Kevin Prince Boateng, Sulley Muntari, Franck Kessié, Dalbert Henrique, Ronaldo Vieira, Moise Kean, Mario Balotelli; entre muchísimos otros jugadores que han sido hostigados en los partidos más recientes del campeonato italiano, son algunos de los ejemplos. Pero más que una confrontación, lo que acontece, en los campos de juego de la Serie A, son actos de rebeldía frente a la opresión que empuja y grita contra el jugador que no reviste los lineamientos apropiados del tifosi. Desgraciadamente, el problema del racismo en Italia no es una secuencia de sucesos desafortunados que se miran en el presente; también en años anteriores podemos observar la ofensiva dirigida a los jugadores de color que defendieron la playera de los conjuntos latinos.
Un caso emblemático ocurrió en un encuentro disputado entre el Treviso y el Genoa en la división de ascenso. Transcurrían las últimas jornadas de la Serie B y la perdida de la categoría del Treviso parecía inevitable, pero a pesar de eso, el técnico de aquel club no dejaba de tener confianza en sus dirigidos. Es con esa seguridad y confianza con la que decide debutar a un juvenil que llevaba 2 años en las divisiones inferiores, su nombre es Akeem Omoladre. Su ingresó al partido se dio en el minuto 68 y, en el mismo instante en que aquel futbolista de origen nigeriano pisaba el terreno de juego, sin más tiempo que perder, los seguidores de su propia escuadra decidieron abandonar las gradas del estadio visitante. Posterior a aquella muestra de racismo por parte de sus seguidores, los dieciocho miembros de la plantilla del Treviso decidieron salir a disputar la última jornada de la Serie B con el rostro maquillado de negro. Las fotografías y reseñas de ese Treviso vs Genoa del 2001 dieron la vuelta por todo el mundo, no solo por lo impopular que este acto resultó para su afición y para algunas regiones de Italia; sino también por las muestras de apoyo y respeto que mucha gente les brindó a los deportistas por aquel acto de solidaridad y grandeza. Pero, quizá sin saber la trascendencia de su actuación, los jugadores del Treviso marcaron un precedente que hoy en día sigue retumbando en las oficinas de la Federación Italiana de Fútbol, el estadio Olímpico de Roma, el San Siro, el Juventus Stadium, el estadio San Paolo (recién renombrado estadio Diego Armando Maradona) y todos los recintos donde se juega al fútbol en el país con forma de bota. Su mensaje fue claro y contundente: el racismo existe en los sitios donde vivimos y, por ser una forma de degradación del ser humano, debemos de tomarlo en serio, debemos de visibilizarlo y enfrentarlo cara a cara.
Hace unos días se disputaron los cuartos de final de la Copa Italia entre el Inter y el Milán, el Derby della Madonnina, uno de los clásicos más aclamados y seguidos del fútbol mundial. En el primer tiempo del encuentro, la estrella sueca Zlatan Ibrahimović se encaró con el atacante Romelu Lukaku, el primero le dijo al segundo “llama a tu mamá y vete a hacer tus rituales vudús de mierda, pequeño asno”. La disputa verbal no fue percibida por el arbitro del encuentro, pero después las redes sociales captaron y viralizaron el intercambio de comentarios entre los atacantes. Posterior al incidente, Zlatan hizo una declaración pública donde aclaraba que, desde su punto de vista, el racismo no tenía cabida ni en su vida ni en sus actuaciones. El conflicto no pasó a mayores y los participantes fueron suspendidos con un partido de castigo, a pesar de que la Federación Italiana de Fútbol no se pronunció de forma directa sobre la posible interpretación racista de los comentarios hechos por el delantero sueco.
Sin
embargo, otros sucesos no tuvieron la misma suerte y podemos rememorar un
incidente acaecido al mismo atacante belga, Romelu Lukaku, cuando seguidores
del Cagliari entonaron cánticos racistas en su contra. El futbolista del Inter
de Milán mostró públicamente su descontento e incomodidad con la hostilidad de
los fanáticos rivales, pero en lugar de recibir apoyo por parte de los tifosis
nerazzuris, la Curva Nord publicó una carta que rechazaba de racistas los actos
de los hinchas del equipo originario de la isla de Cerdeña. En la misiva se le
comunicaba al delantero que los cánticos entonados por los aficionados
italianos responden más a una cuestión de pugna y competencia deportiva, que a
una cuestión de denigración a su persona por el color de su piel. Igual que en
el caso vivido en el Derby della Madonnina, la Federación Italiana de
Fútbol no se pronunció al respecto sobre el ambiente hostil, con expresiones
claramente racistas, que generaron los seguidores del Cagliari contra el ariete
belga y contra otros jugadores de color, como Moise Kean o Blaise Matuidi. Un
último suceso que quisiéramos mencionar en este artículo es el encuentro
disputado entre el Inter de Milán y el Napoli, partido donde el clima comenzó a
tornarse un tanto tenso cuando un sector de los seguidores del equipo nerazzuri
atacaron con cánticos racistas al defensa senegalés, Kalidou Koulibaly. La
efervescencia de los ánimos en el San Siro creció cuando el futbolista del
conjunto napolitano perdió la cabeza en una jugada y terminó siendo expulsado
del juego. No obstante que los seguidores del cuadro interista lograron su
cometido y obtuvieron la victoria por parte de su equipo, esto no les impidió
que afuera de San Siro tuvieran una violenta confrontación contra los
seguidores napolitanos, la cual dejó el saldo de cuatro personas apuñaladas y
una víctima fallecida.
Lo
sucedido con el jugador Akeem Omoladre y sus compañeros, fue un primer paso
hacia la búsqueda de una solución al problema del racismo que aqueja al fútbol
italiano. Desafortunadamente, uno de los lugares del orbe con mayor prestigio,
tanto a nivel liga como a nivel selección, no ha sabido lidiar con el gran
conflicto que viven los deportistas connacionales y extranjeros. Según un
informe presentado en 2019 por la Asociación Italiana de Futbolistas, el
racismo es la primera causa de violencia en Italia, en donde se estima que, de
500 casos suscitados, la discriminación racial provoca aproximadamente el 41%
de los sucesos. Las constantes notas informativas y los eventos deportivos
recientes nos hacen pensar que el derrotero que permita salir al Calcio del
embrollo, aún se encuentra bajo las espesas tinieblas de la selva oscura de la
inconsciencia y de la violencia. Mientras las autoridades y los protagonistas
no tomen cartas en el asunto, los amantes del fútbol tendremos que seguir
presenciando el acoso de los fanáticos hacia los jugadores; también tendremos
que seguir viendo nacer el infierno, y ver cómo se desbordan sus inagotables
ríos de caos y dolor, cuando escuchemos el poderoso rugido del león, el escalofriante
aullido de la loba y el tenebroso ronroneo del leopardo.
Escrito
por Carlos Ríos
0 comments:
Publicar un comentario