Quizá la canción que más
hemos escuchado en un partido de fútbol europeo de los últimos años, cuando un
equipo anota un gol, sea la memorable Seven Nations Army de The White
Stripes, o quizá We Are The Champions de Queen, cuando una selección o
un club se consagra campeón. En otras regiones del mundo como América Latina,
el folclore de las gradas se suele teñir de pasión, ritmo y movimiento; en
parte, gracias a los cánticos de las barras que recomponen algunas canciones
populares, como las ya célebres: Carnaval Toda La Vida o Siguiendo La
Luna de Los Fabulosos Cadillacs, Porque te vas de José Luis Perales,
Cada Día Te Quiero Más del Príncipe Gitano, Amargo Adiós de
Inspector, Bad Moon Rising de Creedence Clearwater Revival, o Pídeme
La Luna de Leo Dan, entre otras.
Una forma de entender cómo ven las cosas las personas, es a través de la pelota. La filiación que los aficionados al fútbol tienen con sus clubes, nos dice cómo conciben los vínculos entre ellos y el exterior. Desde mantener un único amor en el fútbol, hasta tener varios equipos con los que uno suele simpatizar; desde ponerse la camiseta de un conjunto con el que no tenemos vivencia física alguna, hasta apoyar al equipo que representa los valores y las características de la localidad donde vivimos. El deporte más popular del mundo nos permite apreciar y admirar una amplia gama de manifestaciones humanas de la más diversa índole, que traducen lo que los aficionados del fútbol sienten al ver jugar a veintidós personas, en un terreno de juego que mide de 100 a 110 metros de largo, y de 64 a 75 metros de ancho.
Pero si el espectador se apropia de la música para asimilar lo que ve y percibe dentro de una cancha, con lo que escucha en su ser y en sus recuerdos auditivos, el gremio musical realiza una tarea semejante con el fútbol. La gama de artistas, músicos y cantantes, que se han referido de forma directa o indirecta al juego, sus protagonistas, o todo aquello que rodea la cancha, es extensa y variada; podemos referir algunos nombres, tales como Sinéad O’Connor (Red Football), Luis Alberto Spinetta (El Capitán Beto), Andrés Calamaro (Crímenes Perfectos, Estadio Azteca), New Order (World In Motion), Joan Manuel Serrat (Kubala), Bersuit Vergarabat (El Baile de la Gambeta, Toco Y Me Voy), Tachenko (1986), José María Cano y Plácido Domingo (Himno Del Centenario), Los Fabulosos Cadillacs (La Marcha Del Golazo Solitario, El Fútbol Es Tuyo), Manu Chao (La Vida Es Una Tómbola, Santa Maradona) y Ant And Dec (We´re On The Ball), entre muchos otros.
Para el medio artístico
musical también existen los ídolos, y muchos de ellos los tuvimos en el terreno
de juego: Norberto “Beto” Alonso, único hombre capaz de navegar en el inmenso y
desolado ponto espacial, fue el ícono de Spinetta; ícono es Enrique Bochini
para la agrupación argentina, Bersuit Vergarabat; como Diego Maradona lo fue
para Manu Chao o Ladislao Kubala para Joan Manuel Serrat. Otros aspectos más
sombríos pueden observarse en Red Football y Crímenes Perfectos, donde
la disconformidad social toma un papel preponderante para articular una crítica
al poder, a través de uno de los deportes que más ha convivido con el mismo.
Puestas las distintas variantes composicionales que ofrece el fútbol a la
música, se permite observar los vínculos que asocian a ambas disciplinas, pero
estos no suelen ser los únicos que existen entre ellas.
Uno de los lugares que más fascinación genera entre quienes aman, y también por quienes no aman al fútbol, es el Reino Unido. La nación insular es uno de los sitios donde sus habitantes viven con mayor apego e intensidad el juego de la pelota, no solamente porque gracias a ellos se haya inventado, reglamentado y profesionalizado; sino porque entre la grada y la cancha se dio una especie de simbiosis única. En aquel conjunto de países, el balón no deja de rodar cuando el árbitro pita el final, es por eso que podemos encontrar cualquier cantidad de referencias hacia lo que es y lo que despierta el fútbol; ya sea en el cine, series de televisión, periodismo, política, religión, humor, literatura, educación, música, etc. Todos al acudir al estadio, o a una cancha, nos exponemos a uno de los sucesos cíclicos más trascendentes de nuestra era, nos encontramos flotando y estando sujetos la mayor parte del tiempo que dura el encuentro, pero esta interacción no termina en el derramamiento de “eso” que nos ofrece el fútbol, y que nos hace amarlo tanto; también somos sujetos que nutren y enriquecen al juego desde cualquier lugar donde se hable, vea, escuche y transpire el ambiente futbolero.
Como una más de las invenciones británicas, el fútbol ha sabido llegar a todos los rincones del orbe, hay quienes incluso afirman que se trata del fenómeno social más grande de todos los tiempos. Podamos o no comprobar eso, lo cierto es que entre los futboleros se ha ido constituyendo un terreno común, que se nutre del sentir del aficionado, y de las manifestaciones sociales ligadas al mismo. Un palmo de él son los cánticos que entonan los asistentes en las canchas y en los estadios. La música es tomada, en este caso, como un vehículo que acelera y exterioriza la experiencia interna de quienes viven más apasionadamente este deporte. Los ejemplos más conocidos los podemos encontrar dentro del propio fútbol británico, que, aunque situado en esa región, representa las emociones más frecuentes de un partido realizado en cualquier rincón del planeta.
I Wanna Be Adored (The
Stone Roses), Just Can´t Get Enough (Depeche Mode), Don’t Look Back
In Anger, Wonderwall, Stop Crying Your Heart Out (Oasis), Boys Of The
Old Brigade (Paddy McGuigan), I’m Forever Blowing Bubbles (Cockney
Rejects) son solo algunos de los temas que forman parte del repertorio musical, en el
escenario de la experiencia británica. El anhelo de consagración y gloria, la búsqueda
de goles y triunfos, el protagonismo y los reflectores, los excesos y la
desmesura; pero también, la necesidad y el culto a la derrota, las miradas
ambiguas hacia el pasado, el ensimismamiento y el amurallamiento a todo lo que
proviene y lastima del exterior, la hermandad en el dolor y la adversidad.
Sentimientos tan disímiles concurren por el público presencial y virtual en un
lapso de 90 minutos, y las canciones referidas, arrancan las emociones del
interior de los hinchas para que se fundan y griten en una sola voz.
Es gracias a la enorme variedad de aristas que tiene este deporte, desde las cuales uno puede involucrarse y relacionarse, que el mismo se vuelve tan adictivo e interesante. El “cómo ven las cosas” los aficionados no solo nos dice lo que sienten y experimentan, sino también el lugar en el que se colocan frente a determinadas situaciones. Como seguidores al fútbol, el medio artístico musical refleja, de algún modo, los componentes que posibilitan que las hinchadas se consoliden. Es en Inglaterra donde más seguidores músicos futboleros encontramos, y donde mejor los podemos agrupar. Por ejemplo, algunos de ellos tienen un sentimiento de pertenencia con el equipo de su localidad, tales como Alex Turner (Artic Monkeys) y Joe Elliot (Def Leppard) con el Sheffield United o Jarvis Cocker (Pulp) con el Sheffield Wednesday, Sergio Pizzorno (Kasabian) con el Leicester City o Geezer Butler y Ozzy Osbourne (Black Sabbath) con el Aston Villa. En esa misma línea se encuentran Adele y Phil Collins, los cuales son fanáticos del Totteham Hotspur, así como Steve Harris (Iron Maiden) lo es del West Ham United.
Mención aparte merece el Manchester City, conjunto que cuenta con algunos afamados músicos como Liam y Noel Gallagher (Oasis y Noel Gallagher’s High Flying Birds), Johnny Marr (The Smiths), Alan “Reni” Wren (The Stone Roses), Ian Curtis (Joy Division) y Rick Wakerman (Yes). Con excepción de Wakerman, todos son originarios del condado de Manchester, pero no solamente comparten entre ellos la localidad y la playera de los citizens, ya que su orientación musical es también bastante parecida. Así como The Beatles, Judas Priest, Venom, Pink Floyd, The Cure, entre otras grandes bandas inglesas, Joy Division fue una agrupación pionera que labró el camino del post-punk, subgénero que a la larga terminaría por permear en bandas de la más diversa índole.
En el caso de los músicos seguidores del City, el linaje parece delinearse solo, ya que, similar a como lo hicieron la mayoría de las bandas que emergieron en los 80’s, The Smiths fue un gran receptor del sonido y la temática de Joy Division. La banda, liderada por Morrisey y Johnny Marr, pronto terminaría por arrojar a la juventud inglesa hacia sus propios instrumentos. Es en este punto de la historia de la música cuando emergen los Gallagher y The Stone Roses, una porción del Madchester y del Britpop. Es en este sentido que podemos afirmar que la afición citizen tiene un lazo muy fuerte de pertenencia e identificación, ya que comparte el lugar de origen y de crecimiento, la afinidad musical, y el amor por el fútbol y el Manchester City.Escenarios distintos se presentan entre clubes que tienen mayor apertura respecto al sentimiento de pertenencia con su localidad, la afinidad musical y la búsqueda de interacción con los músicos que comparten estas características. Uno de los equipos que tiene esta clase de afición es el Arsenal, tal vez por ser uno de los más populares en este ámbito, ya que cuenta entre sus filas con Roger Waters y David Gilmour (Pink Floyd), Ray Davies (The Kinks), John Lydon (The Sex Pistols), Dido, Martin Gore (Depeche Mode), Roger Daltrey (The Who), Mick Jagger (The Rolling Stones) y Billy Lunn (The Subways). Los subgéneros que conforman a los seguidores gunners van desde el rock psicodélico y clásico, electropop, indierock, punkrock, dark y new wave. Por otro lado, la localización de la afición musical del Arsenal se reparte entre Surrey, Cambridgeshire, Kent y Londres.
Otro conjunto que marca
diferencia, tal vez motivado por su eterna rivalidad con los Citizens,
son los Reds del Manchester United, que cuentan con mayor
pluralidad dentro de sus seguidores. Entre ellos encontramos a Richard Ashcroft
(The Verve), Ian Brown (The Stone Roses), Peter Hook (Joy
Division y New Order), Simon Le Bon (Duran Duran), Phil Lynott (Thin
Lizzy) y Thom Yorke (Radiohead). Los subgéneros que conforman al
bloque del United son neo-psicodelia, britpop, house, synthpop, hard y art
rock, post-punk y new wave; los sitios de donde proviene la afición Red
son Lancashire, Northamptonshire, Hertfordshire, Staffordshire y Manchester. Finalmente,
el último conjunto que tiene presencia en la música, y cuenta con la diversidad
del Arsenal y del United, es el Chelsea; quien tiene como seguidores a Ed
Sheeran, Ellie Goulding, Billy Idol, Damon Albarn (Blur, Gorillaz, Rocket
Juice And The Moon), Dave Gahan (Depeche Mode) y Robbie Williams. Sus
subgéneros musicales son el folk, electropop, glam y art rock, hip hop, dark y
new wave, así como poprock; las zonas geográficas de los Blues son Yorkshire,
Herefordshire, Middlesex, Essex, Staffordshire y Londres.
Estas conexiones, estos
puntos que tiene el universo futbolístico, nos permiten extraviarnos en los
muros que conforman el inmenso laberinto de este deporte; sus pasadizos nos van
orientando hacia direcciones que no teníamos la certeza de que existieran. Son
temas que podemos encontrar, con distintos matices en el medio artístico
británico, la identificación con el lugar donde crecimos, o, la búsqueda de
afinidad con las personas que comparten los mismos gustos y las mismas aficiones
que nosotros. Sin embargo, estas clasificaciones no son aplicables únicamente a
ellos, también las fanaticadas de todo el mundo comparten y asimilan, en alguna
medida, esta clase de consideraciones.
El fútbol trasciende los
límites de cal de la cancha y nos brinda la posibilidad de esbozar asociaciones
que enlazan las cosas con las que vivimos todos los días. Asociaciones que se
levantan gracias a la propia actividad deportiva, y que nada tienen que ver con
la sobreexposición mediática, la hinchazón y la prostitución de la “pasión” y
demás sentimientos burbuja para hacer del fútbol un negocio, el envilecimiento
y la desnaturalización de las reglas del juego con el uso de la ciencia y la
introducción de valores ajenos a este deporte; todas estas, cuestiones que han
venido minando la grandeza del fútbol, como uno de los sucesos más hermosos y
universales que posee el ser humano.
Escrito por Carlos Ríos
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