La anécdota del relato versa sobre un trío de policías judiciales que viajan por la noche en una patrulla en busca de transeúntes a los cuales detener para posteriormente sembrarles droga y extorsionarlos, exigiendo dinero a cambio de su libertad. Esta unidad se encuentra al principio de la historia con Óscar, un peatón que camina solo por las calles del Oriente de la Ciudad de México. Los uniformados lo abordan y, al no recibir respuesta, descienden del automóvil para detener a la que será su próxima víctima. Proceden con su rutina y al no tener Óscar más que 50 pesos, lo suben a la patrulla. Mientras viajan, los judiciales intimidan física y verbalmente al detenido, lo sujetan a actos crueles y denigrantes, principalmente por parte del conductor y cabecilla apodado como el Matasanos.
Transcurre
el viacrucis nocturno de Óscar y, en tanto se decide su suerte, los otros dos judiciales
comienzan a hablar de fútbol: discuten sobre quién fue mejor delantero, Enrique
Borja[1] o Hugo Sánchez[2]. Como el detenido conoce
del asunto, se suma a la conversación y aminora la tensión que impera en la
unidad. Uno de los policías conocido como el Carnes le pregunta a Óscar
que cuál es su equipo, a lo que contesta este último que al Atlante. La
respuesta provoca cierta emoción en el interrogante, ya que él también es un
seguidor azulgrana. Esta circunstancia, el charlar sobre fútbol, le permite a
Óscar cierta cercanía con sus interlocutores, así como granjear un poco de su simpatía.
No ocurre lo mismo con quien toma las decisiones en la unidad, al cual le
importa nada lo que discuten los otros tres. En las manos de él, del Matasanos,
está el continuar con los maltratos al detenido o proceder a su ejecución, como
aconteció con otros sujetos que no contaban con el dinero suficiente,
Trilogía, el cuento en cuestión, expone las características del ambiente
que rodea la mayoría de los relatos contenidos en Retorno 201: un
entorno social que alberga situaciones comunes que ponen en vulnerabilidad a
determinados personajes. Este desamparo lo podemos enlazar a una tradición de
la literatura hispanoamericana que expone la ausencia de estructuras para
ordenar la vida en esta parte del mundo. Los cuentos de Guillermo Arriaga reflejan
la persistencia de la precariedad del poblador de la América de la frontera sur
en nuestros días, como en su momento la expusieron escritores como Horacio
Quiroga, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, por mencionar algunos nombres.
Esta condición se pone de manifiesto en varias de las historias, con el
agravante que implica la presencia de figuras que revisten un grado de
responsabilidad y de protección frente a otros personajes, pero que en la
narrativa de Arriaga actúan negligentemente en perjuicio de quienes están bajo
su cuidado. Tal es el caso de padres, madres, esposos, profesores, familiares, médicos,
policías judiciales, etc. Ante esta realidad, gran parte de los relatos
presentan desenlaces fatídicos que muestran la crudeza de habitar geografías
que carecen de las estructuras necesarias para garantizar un orden que
posibilite un desarrollo menos áspero de la vida.
Autor: Carlos Ríos
[1]
Enrique Borja es un exdelantero mexicano que jugó en Pumas y América durante los
60’s y 70’s. Es considerado como uno de los mejores centrodelanteros del fútbol
azteca, además de goleador y referente histórico del Club América, conjunto con
el que conquistó dos ligas nacionales, una Copa México, un Campeón de Campeones
y una Copa de Campeones de la CONCACAF.
[2]
Hugo Sánchez es un exdelantero y técnico mexicano que jugó en Pumas, Atlético y
Real de Madrid, América, Rayo Vallecano, Atlante, entre otros equipos. Es
considerado la máxima gloria del fútbol azteca debido a su notable trayectoria
como atacante en Europa, consiguió el título de goleo en cinco ocasiones en la
liga española, y por sus destacadas condiciones como centrodelantero. Fue
campeón de liga con Pumas, Real Madrid y Linzer A.S.K; de la Copa del Rey con los
colchoneros y los merengues, además de que conquistó diversos títulos
internacionales con distintos clubes.
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