Como aficionados con conocimientos arriba de la media, sabemos que la actual posición de la selección de México en el octagonal no pone en peligro su clasificación a Qatar; e incluso si lo estuviera, los altos mandos de la Federación Mexicana solo pensarían en remover al “Tata” sí y solo sí, el negocio billonario con los patrocinadores estuviese en riesgo. Es decir, hay muchas cosas renovadas en la selección mexicana; además de su “moderno” escudo, nuestros amados directivos de la FMF han hecho bien su tarea de cabildeo para extender y/o afianzar un binomio estelar en materia de patrocinios.
La decisión de la FMF de cerrar un acuerdo millonario con LG en noviembre del presente año, significa un bono por clasificación a Qatar que se suma a las facturas de más de 500 millones de dólares al año para la “humilde” federación de CONCACAF. La cuestión y crítica no recae en el hecho de tener patrocinadores, es natural en el modelo del negocio contemporáneo a nivel selección; la crítica recae en el daño que se genera a nivel futbolístico. Cuando los directivos de una federación se extralimitan y ponderan las ganancias monetarias por encima de las futbolísticas, se cae en primer lugar, en la mediocridad publicitaria. Ya no falta mucho para empezar a ver comerciales prometiendo el quinto partido e incluso más. Comerciales que serán vistos desde millones de pantallas LG cuyas ventas fueron impulsadas por un escudo tricolor en su empaque. Y reitero, la esencia del marketing es una genialidad, pero, así como este servidor a medio escrito, los directivos de la FMF no han hablado ni hablarán de las capacidades futbolísticas de nuestros seleccionados de cara al mundial y cuáles son las verdaderas posibilidades de llegar a cuartos en la máxima justa del fútbol.
La selección mexicana vende, de eso no hay duda; y de eso se encargan los “big four”: Adidas, Coca Cola, AT&T y Banorte, los más fuertes de México. De ahí el punto en que el negocio es infalible, el “Tata” podrá mover grandes, pero no mueve a titanes. Además, la verde, con su contrato recién firmado con Kavak, se asegura cobertura mediática en casi todos los sectores empresariales. No podemos ignorar que es esta misma entidad en la que nuestro cancerbero Paco Memo es accionista. Y ahí va de nuevo, ¿hasta dónde son éticamente permisibles estos contratos? Sinceramente, este servidor cree que estos contratos billonarios más que beneficiar, afectan el rendimiento y las aspiraciones tanto de directivos como de seleccionados nacionales. Si tan sólo con el contrato de Adidas, renovado en 2019, se especuló una suma de 140 millones de dólares para la FMF, no podríamos ni imaginar lo que cada jugador y/o directivo recibirá al asegurar el pase a Qatar. De ahí que no haya un mayor incentivo monetario lo suficientemente fuerte como para motivar al futbolista mexicano a dar más que lo suficiente para demoler a tres cuartos de CONCACAF y asegurar un boleto. La bendita providencia de estar en una confederación tan débil, combinada con la “buena voluntad” de la FMF de cobrar siempre en dólares, es una combinación infalible para los de cuello blanco; misma que ha premiado y premiará el “ya merito” de cara al quinto partido.
Al final, no podemos ignorar que la franquicia de la selección mexicana seguirá siendo un negocio, pero tampoco podemos ignorar que este esquema de “good business in dollars” está matando cualquier incentivo futbolístico para mejorar el nivel de la verde. Evidentemente hay más variables que han afectado, y afectan el desempeño de la selección, como la integración de la Liga MX, el tema de los extranjeros y las fuerzas básicas; pero esta variable, a cortesía de la iniciativa privada, si debe repensarse para darle un giro subordinado al desempeño de nuestro equipo nacional. Condicionar los bonos por no ser cabeza de grupo en Qatar sería un buen inicio; que además de asentar un golpe de realidad, pegaría donde duele, en el holgado bolsillo de los grandes de la FMF.
“El dinero
te permite vivir mejor, pero no es lo que me inspira, yo vivo para jugar al
fútbol no por sus beneficios económicos, además juego por el equipo y no para
mí mismo”. Leo Messi
Escrito por José Carlos Quintal
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