Me encontraba desayunando una
mañana cuando de pronto, mi acompañante, me barre con los tachones a través de
una sencilla pregunta: ¿Por qué te gusta tanto el fútbol? Ojo, posiblemente el
lector podría considerar que dar una respuesta de bote pronto es sencillo, pero
cuando quien te lo pregunta es una persona neutral, que no es hincha de ningún
club, ni mucho menos que utiliza su fin de semana para ver partidos de fútbol,
se complica la situación e invita a una reflexión más profunda.
Al respecto, estoy seguro que varias veces el lector, así como quien escribe estas palabras, nos hemos enfrentado a la titánica tarea de dar una explicación sin caer en ambigüedades, o, en conceptos muy generales. A una persona como estas no les basta un simple “porque es apasionante”, “porque es mucho más que un deporte” o salir jugando con el sencillo, pero catedrático, “te lo podría explicar, pero si no lo sientes, no lo vas a entender”. Estas personas buscan una respuesta fundamentada, que penda de una parte racional y no de sentimientos, por lo que, a través de estas líneas, me he dado a la tarea de plantear un argumento convincente y razonable, para dar a entender por qué me encuentro eternamente conectado con este deporte.
Para empezar, me gustaría
explicar un concepto característico del ser humano: el cambio. Entrando en
detalle, el concepto de cambio tiene como definición una acción o transición de
un estado inicial a otro diferente, o también la acción de sustituir o
reemplazar algo. Cuando uno crece, o, mejor dicho, cuando uno vive, surgen
modificaciones diarias en nuestro día a día. Algunas son tan poco perceptibles
para nuestras sensaciones, como el cambio de células en nuestro cuerpo debido
al envejecimiento, o sufrir alteraciones diarias en nuestros pensamientos;
mientras que otras son más perceptibles, como conocer nuevos amigos, descubrir
nuevos lugares, cambiar de ciudad, etc. De esta manera, cada vez va uno pareciéndose
un poco menos a su yo de ayer, aunque día con día pareciera que no existe
variedad en nuestra forma de pensar, sentir o afrontar la vida, pero cuando el
plazo es mayor, digamos, por ejemplo, previo a la pandemia del coronavirus hace
año y medio, pareciera ser una mutación relevante en nuestro ser.
Quien haya llegado hasta aquí leyendo estas líneas pensará, ¿qué carajos tiene que ver el cambio con que veintidós jugadores persigan una pelotita con la intención de meter un gol en un rectángulo de 7.23 metros de largo, por 2.44 metros de alto? Pues aquí va mi contestación a la pregunta planteada en este escrito y espero dar la satisfacción y la calma que sentí yo al llegar, luego de veintiséis años, a esta respuesta.
En este sentido, para poder
entender mejor mi respuesta, me gustaría que el lector lleve a cabo la
siguiente meditación a la par que lee estas letras. Primero que nada, pediría que
se acuerde de cuando era niño. Particularmente, de lo que sentía cuando
agarraba una pelota que pareciera ser casi del mismo tamaño que su cuerpo y salía
a la colonia a buscar a sus amigos y vecinos. Que recuerde como, cuando no
había porterías convencionales, las construía a partir de dos árboles,
arbustos, con piedras o, en su defecto, con cualquier objeto sólido que tuviera
a la mano. Ahora, querido lector, dígame que cuando pisa nuevamente una cancha
de pavimento, tierra o pasto, no siente exactamente la misma alegría y libertad
que sintió al recordar ese momento que le expuse. Expréseme que no le dieron
las mismas ganas de agarrar a la caprichosa y sacarla a pasear para intentar
gambetear a todo el equipo contrario, por el puro deleite de aventarse a la
prohibida andanza de la libertad como cuando era un niño. Es por esto que me
encuentro tan íntimamente conectado con este deporte, porque ese sentimiento es
lo único que pareciera mantenerse inalterable en nuestras vidas.
Por lo que, querido
acompañante, no me malentienda, claro que el cambio es bueno y necesario, pero
quiero creer que el ser humano necesita un lugar conocido a dónde volver cuando
se pierde, y ese se encuentra dentro de nuestro concepto, tan basto y tan
amplio, de lo que significa una cancha de fútbol.
Escrito
por Bernardo Romo
0 comments:
Publicar un comentario