Pages

Subscribe:

Entradas recientes

miércoles, 15 de septiembre de 2021

LO VERDADERAMENTE INALTERABLE

Me encontraba desayunando una mañana cuando de pronto, mi acompañante, me barre con los tachones a través de una sencilla pregunta: ¿Por qué te gusta tanto el fútbol? Ojo, posiblemente el lector podría considerar que dar una respuesta de bote pronto es sencillo, pero cuando quien te lo pregunta es una persona neutral, que no es hincha de ningún club, ni mucho menos que utiliza su fin de semana para ver partidos de fútbol, se complica la situación e invita a una reflexión más profunda.

Al respecto, estoy seguro que varias veces el lector, así como quien escribe estas palabras, nos hemos enfrentado a la titánica tarea de dar una explicación sin caer en ambigüedades, o, en conceptos muy generales. A una persona como estas no les basta un simple “porque es apasionante”, “porque es mucho más que un deporte” o salir jugando con el sencillo, pero catedrático, “te lo podría explicar, pero si no lo sientes, no lo vas a entender”. Estas personas buscan una respuesta fundamentada, que penda de una parte racional y no de sentimientos, por lo que, a través de estas líneas, me he dado a la tarea de plantear un argumento convincente y razonable, para dar a entender por qué me encuentro eternamente conectado con este deporte.

Para empezar, me gustaría explicar un concepto característico del ser humano: el cambio. Entrando en detalle, el concepto de cambio tiene como definición una acción o transición de un estado inicial a otro diferente, o también la acción de sustituir o reemplazar algo. Cuando uno crece, o, mejor dicho, cuando uno vive, surgen modificaciones diarias en nuestro día a día. Algunas son tan poco perceptibles para nuestras sensaciones, como el cambio de células en nuestro cuerpo debido al envejecimiento, o sufrir alteraciones diarias en nuestros pensamientos; mientras que otras son más perceptibles, como conocer nuevos amigos, descubrir nuevos lugares, cambiar de ciudad, etc. De esta manera, cada vez va uno pareciéndose un poco menos a su yo de ayer, aunque día con día pareciera que no existe variedad en nuestra forma de pensar, sentir o afrontar la vida, pero cuando el plazo es mayor, digamos, por ejemplo, previo a la pandemia del coronavirus hace año y medio, pareciera ser una mutación relevante en nuestro ser.

Quien haya llegado hasta aquí leyendo estas líneas pensará, ¿qué carajos tiene que ver el cambio con que veintidós jugadores persigan una pelotita con la intención de meter un gol en un rectángulo de 7.23 metros de largo, por 2.44 metros de alto? Pues aquí va mi contestación a la pregunta planteada en este escrito y espero dar la satisfacción y la calma que sentí yo al llegar, luego de veintiséis años, a esta respuesta.

En este sentido, para poder entender mejor mi respuesta, me gustaría que el lector lleve a cabo la siguiente meditación a la par que lee estas letras. Primero que nada, pediría que se acuerde de cuando era niño. Particularmente, de lo que sentía cuando agarraba una pelota que pareciera ser casi del mismo tamaño que su cuerpo y salía a la colonia a buscar a sus amigos y vecinos. Que recuerde como, cuando no había porterías convencionales, las construía a partir de dos árboles, arbustos, con piedras o, en su defecto, con cualquier objeto sólido que tuviera a la mano. Ahora, querido lector, dígame que cuando pisa nuevamente una cancha de pavimento, tierra o pasto, no siente exactamente la misma alegría y libertad que sintió al recordar ese momento que le expuse. Expréseme que no le dieron las mismas ganas de agarrar a la caprichosa y sacarla a pasear para intentar gambetear a todo el equipo contrario, por el puro deleite de aventarse a la prohibida andanza de la libertad como cuando era un niño. Es por esto que me encuentro tan íntimamente conectado con este deporte, porque ese sentimiento es lo único que pareciera mantenerse inalterable en nuestras vidas.

Por lo que, querido acompañante, no me malentienda, claro que el cambio es bueno y necesario, pero quiero creer que el ser humano necesita un lugar conocido a dónde volver cuando se pierde, y ese se encuentra dentro de nuestro concepto, tan basto y tan amplio, de lo que significa una cancha de fútbol.

 

 

 

 

            Escrito por Bernardo Romo

 

 

 

0 comments:

Publicar un comentario