El
día estaba por concluir, era la tarde-noche del domingo 18 de abril, y muchas
personas nos encontrábamos en nuestras casas, esperando que la rutina comenzase
oficialmente el lunes. Sin embargo, aquel fin de semana que terminaba no lo
hizo de manera tranquila, pacífica; más bien, ese domingo acabó de forma
abrupta y tumultuosa. A altas horas de la noche muchos nos fuimos enterando,
gracias a las redes sociales, de que equipos de la élite del Viejo Continente anunciaban
la formación de la denominada Superliga Europea. ¿A qué nos estamos
refiriendo? A una competición fundada y organizada, sin el permiso de la UEFA y
de la FIFA, por 12 de los mejores equipos del fútbol internacional, la cual
busca o buscaba establecer un formato de encuentros donde se disputasen los
mejores partidos a nivel club del mundo. El anuncio colectivo se hizo en las
páginas oficiales de los equipos participantes, y de inmediato surgió una
avalancha de críticas y comentarios de todo tipo, la ruptura se había
consumado.
A raíz de la pandemia del Covid-19, los equipos alrededor del mundo vieron mermadas sus ganancias con la restricción del público en los estadios. Esto motivó que la UEFA y las federaciones de las ligas europeas diseñaran nuevos acuerdos para respaldar a los equipos y proteger sus operaciones dentro y fuera de la cancha. Las medidas hasta ahora han puesto especial énfasis en el aspecto económico, sin embargo, no todos los actores involucrados están de acuerdo con lo establecido por las nuevas normativas. Es en este marco de cambios y modificaciones que surge la Superliga Europea. El comunicado de creación de la competición fue compartido en España por el Barcelona, el Real y el Atlético de Madrid; en Italia por el Inter, la Juventus y el Milan; finalmente, en Inglaterra fueron el Arsenal, el Tottenham Hotspur, el Liverpool, el Chelsea y los 2 equipos de Mánchester, el City y el United. Este conglomerado de clubes, denominados en los medios de comunicación como los 12 del patíbulo, iniciaron su acometida contra lo que ellos consideran, un régimen insuficiente de reparto de ingresos. En palabras de uno de los máximos dirigentes del proyecto, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, “el fútbol ha ido perdiendo interés, la pandemia solo ha acelerado el proceso porque ahora estamos todos arruinados”. Para poder lidiar con la situación que vive el mundo actual, el dirigente considera que el deporte tiene que evolucionar para sobrevivir ante la crisis de nuestros tiempos, “hacemos esto para salvar al fútbol”.
Según
algunos testimonios publicados en medios deportivos, el proyecto de la Superliga
se comenzó a gestar en 2018, pero fue a causa del parón del año pasado que el
asunto se consolidó. Como artífices del certamen se mencionan a Florentino
Pérez, presidente del equipo blanco, y a Andrea Agnelli, presidente de la
Juventus. Del primero, se dice, surgió la idea de crear la competición, y es
quien ha dado la cara y declarado públicamente sobre el torneo; del segundo, se
comenta que mantuvo un papel de doble agente, ya que mientras ocupaba el cargo
de presidencia de la Asociación de los Clubes Europeos, también se encargaba de
la organización de la nueva súper competición de clubes. Conforme a la
información disponible, el torneo tiene contemplada la disputa entre 20 equipos
del Viejo Continente, el cual se dividiría en 2 grupos de 10 clubes. De esos
20, 15 equipos son los denominados fundadores, los cuales no pueden perder su
lugar como participante, obtengan los resultados que obtengan; los otros 5 se
escogen para cada edición atendiendo a sus méritos deportivos. Después de la
fase de grupos, los primeros 3 lugares acceden de forma directa a los cuartos
de final, mientras que el 4to y el 5to lugar disputarán las otras dos plazas
contra los equipos del otro grupo que terminasen en la misma posición que
ellos. Completados los 8 lugares, los cuartos dejarían a 4 semifinalistas y la
semifinal a dos finalistas. El calendario se tiene pensado que comience en
agosto y termine en mayo, disputándose los encuentros los martes y jueves en
los horarios y fechas en que se juega la Champions League.
Al día siguiente del anuncio de los equipos involucrados, el 19 de abril, el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, respondió al comunicado del domingo en una rueda de prensa: “los equipos siempre se clasificarán y competirán en nuestras competiciones por mérito, no es una tienda cerrada, dirigida por unos pocos codiciosos selectos”, “la UEFA y el mundo del fútbol se unen ante la vergonzosa propuesta egoísta que hemos visto en las últimas 24 horas, de unos pocos clubes selectos de Europa que son impulsados puramente por la codicia por encima de todo”, finalmente el dirigente esloveno declaró “esta idea es un escupitajo en la cara de todos los amantes del fútbol y también de nuestra sociedad”. El mensaje del máximo dirigente fue contundente, bajo ninguna circunstancia se permitirá que unos pocos equipos, por muy importantes que sean en el plano internacional, manejen y destruyan lo que él denomina “la tradición del fútbol”. Al ser la primera respuesta oficial con rostro al comunicado emitido por los 12 equipos disidentes, Ceferin dejaba las cosas en claro, pero no solamente eso; también se adelantaba a posicionar la interpretación de los hechos acaecidos el 18 y el 19 de abril; las acciones emprendidas por los equipos fundadores de la Superliga Europea atentan contra cualquier principio de solidaridad, unidad y apoyo a cualquier otra causa que no sea la mera especulación comercial.
Y
es en este punto de la historia en donde la UEFA ganó terreno frente a los
clubes, quizá de manera definitiva, ya que ninguno de ellos lanzó un comunicado
previo, un escrito o alguna clase de comunicación a los fanáticos y amantes del
fútbol, en la cual explicasen detalladamente las razones que los motivaron a
tomar la determinación de separarse de las normativas establecidas por la UEFA,
y a tomar la decisión de formar una nueva competición de clubes. A pesar de que
ese mismo día, Florentino Pérez se presentó en el Chiringuito de Jugones,
famoso programa deportivo en España, a platicar un poco sobre las motivaciones para
la creación de la Superliga, la suerte parecía estar echada. La
conversación entre Josep Pedrerol y el máximo jefe de los merengues dejó
más dudas que certidumbres, al referirse este último a situaciones abstractas y
hasta un tanto paradójicas, conducirse con frases hechas que de poco o nada
sirvieron para dilucidar la situación, pero lo más fuerte fue, la repetición
constante, una y otra vez, de la palabra dinero. Quienes vieron el programa,
teniendo en cuenta lo declarado anteriormente por Aleksander Ceferin,
seguramente pensaron que las explicaciones de Florentino no hacían más que
reafirmar lo dicho por el presidente de la UEFA. El día terminó con declaraciones
importantes en contra del proyecto, como la del presidente francés, Emmanuel
Macron, y del primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, quien afirmó ante
los medios británicos que se comprometería a hacer todo lo posible para evitar
el proyecto de la Superliga, recurriendo, si era necesario, a gravámenes
y nuevos trámites de permiso de trabajo a los clubes ingleses fundadores del
torneo.
En medio de la confusión entre aquellos que no habían tomado posición, una inmensa mayoría que se pronunciaba en contra, y de grupos que mostraban su simpatía con el proyecto, los fanáticos del fútbol amanecimos el 20 de abril con la noticia de que los equipos ingleses, the Bix Six, se salían de la Superliga ante la presión de sus propios seguidores, medios de prensa nacionales e internacionales, ex-jugadores y directores técnicos, así como por el amago declarado por el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson. La competencia parecía herida de muerte debido a que la mitad de sus miembros dimitían ante las reacciones suscitadas en las horas inmediatas del anuncio de la creación del torneo. Rápidamente aparecieron mensajes de los equipos ingleses, los cuales comunicaban su salida del certamen mediante el inicio de las acciones legales correspondientes, así como una disculpa a sus seguidores por el intento de apartarse de las normativas establecidas por sus federaciones, la UEFA y la FIFA.
El
miércoles 21, los equipos de Milán y el Atlético de Madrid se unían a los
conjuntos británicos en la desbandada emprendida el día anterior. También
renunciaban a la formación de la Superliga y admitían haberse equivocado
al tomar una decisión que no era del gusto de sus aficionados, ni de gran parte
del mundo del fútbol. Por su parte, la Juventus emitió un comunicado donde
aseguran “estar convencidos de la vigencia de los supuestos deportivos,
comerciales y legales del proyecto, pero consideran que actualmente tiene
limitadas posibilidades de completarse en la forma en que fue concebido
inicialmente”.
A
la fecha solo el Real Madrid y el Barcelona siguen manteniendo su postura de
formar una competición distinta a la Champions League. A pesar del enorme poder
de convocatoria que poseen ambos equipos españoles, luce difícil que el torneo
anunciado hace 10 días pueda llevarse a cabo este año. Lo que parece más
factible es que en las próximas semanas nos sigamos enterando de todo lo que
rodea a la UEFA y a los altos mandos de los mejores equipos del fútbol mundial.
Solo el tiempo nos mostrará la gravedad del conflicto y de las inconformidades
planteadas en este escenario, solo el tiempo nos dirá si los asuntos en el
fútbol europeo se siguen manejando conforme a lo acordado por la mayoría o, si
realmente ocurre el cisma de los equipos disidentes en el Viejo Continente.
Escrito por Carlos Ríos
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