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sábado, 19 de diciembre de 2020

REAL SOCIEDAD VS REAL MADRID: EL NACIMIENTO DE UNA RIVALIDAD

Nuevos aires políticos recorrían a España a inicios de los años 80’s del siglo pasado, la frescura de la joven democracia española trataba con creces de superar la era franquista. De modo similar al plano político, nuevos aires refrescaban la liga española de fútbol, pues irrumpiría un equipo vasco para romper con la hegemonía de los clubes tradicionales que siempre levantaban el título nacional. En efecto, la Real Sociedad emergió para ganar el trofeo de liga del balompié ibérico de la temporada 1980-1981, con lo cual, levantaba su primer título de primera división desde su fundación en el año de 1909. Atrás habían quedado los días del descenso porque ahora el cuadro de franjas azules disputaba los lugares del olimpo español.

Dicho equipo campeón de la temporada 1980-1981 levantaba más que suspiros por los tremendos jugadores con los que contaba. Desde su portero Anconada hasta la estrella del equipo, Satrústegui, el cuadro vasco infundía terror a cualquier conjunto español que se le pusiera enfrente, y el Real Madrid no era la excepción. Así es, el equipo merengue veía con recelo a la Real Sociedad, pues no le perdonaba la afrenta de cortarle su racha ganadora como campeón de la liga (el Real Madrid dominó toda la década de los 70’s), ni tampoco le pasaba por alto que en la temporada 1979-1980 lo hubiera exigido al máximo para conservar el título de liga (en esa temporada el cuadro blanco aseguró el campeonato hasta la última jornada).

Por todo ello, el Real Madrid esperaba con ansias cobrarle factura al equipo Erreala, pero parecía que eso no podía ser en el corto plazo porque la Real Sociedad se encaminaba al bicampeonato de la liga española, pues nadie detenía a los dirigidos por Alberto Ormaetxea Ibarlucea. Sin embargo, la puerta de la venganza merengue parecía encontrar luz en el torneo de Copa, pues la Real Sociedad avanzaba sin problemas a las instancias finales y el Real Madrid planchó su llegada a las instancias finales nada menos que eliminando al eterno rival del Atlético de Madrid. La batalla por saber quién era quién en el fútbol español tuvo como epicentro la semifinal de la Copa del Rey, pues chocarían la Real Sociedad frente al Real Madrid, por un boleto a la final y por saber quién era el mandamás de la naciente década de los 80´s en el fútbol ibérico. 

Así, el 10 de marzo de 1982, el campo de Atocha recibió al grito de “Donostia, Donostiarra…. Aurrera Mutilak” al equipo de Chamartín para disputar el partido de ida. El Real Madrid llegaba con su artillería pesada, sin embargo, de poco o nada sirvieron los nombres merengues porque los 90 minutos le pertenecieron a los de la Real Sociedad. En efecto, en los primeros minutos de partido un remate de cabeza de Górriz hizo temblar el travesaño de la portería de los blancos, y minutos después el delantero estrella, Satrústegui, remató un balón que el defensa blanco sacó de la línea de gol. Ya en el segundo tiempo, por obra de un tiro de esquina, Satrústegui logró anotar el único tanto del partido, no sin antes volver a amenazar el arco merengue con certeros remates de cabeza que el portero Ángel logró desviar.

A pesar de los embates del tridente Satrústegui-López-Ufarte-Uralde, los merengues defendieron a capa y espada la derrota por la mínima diferencia. Así, ya en el partido de vuelta en el estadio Santiago Bernabéu, en un juego más disputado en la media cancha, los merengues logran empatar el global y así terminar el partido en sus 90 minutos, por lo que siguieron los inevitables penales. Los azarosos once pasos que deciden la gloria o el castigo a los cenit del fútbol, esos once pasos que pueden llegar a ser injustos o el medio idóneo para ser recordado por la hinchada como héroe a aquel que clava el balón al fondo de la red.

Así, en la lucha por saber quién era el mandamás del fútbol español, la suerte se inclinó por la camada comandada por el mítico Juanito y el goleador Castellana, pues los blancos clavaron cuatro penales frente a los tres de los de la Real Sociedad. En esa fatídica tanda de penales, algunos testigos del encuentro argumentaron que los merengues ganaron el juego debido a que su portero había estudiado a conciencia la forma en que los jugadores de la Real Sociedad habían tirado desde los once pasos en los cuartos de final, frente al Athletic de Bilbao, del mismo torneo de Copa. A pesar de eso, no hay duda que las figuras merengues aprovecharon su localía, con lo cual, lograron poner al Real Madrid en la final de la Copa del Rey, y a su vez, clavaban su primera estocada de muerte al equipo de ensueño de la Real Sociedad, puesto que el golpe final lo dieron meses después en la recién inaugurada Supercopa de España cuando volvieron a derrotar a los Txuri-urdines. Así, con dicho partido de Copa, comenzó el inicio del fin del gran equipo de la Real Sociedad.

Ante ello, los aficionados de la Real Sociedad recuerdan con tristeza ese fatídico partido de semifinal frente al cuadro capitalino, porque no solo les impidieron lograr acceder a competir por el título de Copa, sino que también fue un parteaguas a la generación más brillante de los Txuri- urdines. A partir de este suceso, cada año los hinchas de la Real Sociedad esperan con ansias cobrar factura al cuadro merengue por tal puñalada a su historia naciente, por eso no es de sorprendernos que el encuentro entre la Real Sociedad vs Real Madrid sea uno de los partidos más vistos en el país ibérico, y uno de los que más efervescencia levanta en el calendario del fútbol español.  

Años más tarde, el entrenador de la Real Sociedad, que ganó el bicampeonato español, declararía que él “no vivía de los recuerdos”, en alusión a que la Real Sociedad no debía estancarse en lo que ganaron en esa época. Sin embargo, bajo el argumento popular de que “recordar es volver a vivir”, la Real Sociedad de Satrústegui ha sido no solo la única en levantar un bicampeonato, sino la única en ganar un título de liga; por lo que siempre el equipo de la Real Sociedad debe tener la esperanza de cobrarle factura al cuadro blanco por la memoria de aquellos grandes jugadores de la selección española que dieron lo mejor por el club vasco. Esperemos que el ímpetu de los Satrústegui, los Zamora, los López Ufarte, los Uralde y los Arconada encuentre en las nuevas camadas de la Real Sociedad la tan anhelada venganza… 

    

   


                 Escrito por Alejandro Olvera





jueves, 17 de diciembre de 2020

EL MIEDO DE LA AFICIÓN AL PARTIDO

Hace un año, un buen amigo me regaló un libro muy bueno del entonces Premio Nobel de Literatura, Peter Handke. La historia es muy buena, pero lo que más me llamó la atención fue el título: El miedo del portero al penalti. Al pensarlo, no se me podía ocurrir que hubiera un jugador más adecuado para tal situación, que un arquero en un juego de fútbol.

No creo que haya un jugador con un miedo tan concreto como tal. ¿El miedo del defensa a barrerse? El “Pollo” Briseño dice que no. ¿El miedo del extremo a centrar? Jürgen. ¿El miedo del centrocampista a dar un mal pase? Marcone. ¿El miedo del delantero al tiro errado? Teófilo. No hay miedo, todos siguen adelante, toman su ducha, se van a otro equipo, se duermen y todo regresa a la normalidad. Pero para un portero es distinto recuperar la confianza y como último hombre, sería natural que sienta miedo al fallo. Pero, después de veintitrés años, el miedo también se puede transmitir a la afición.                                 

Cada cierto tiempo, hay un equipo que tiene una temporada casi perfecta. Gana, a veces golea, juega bien, trae refuerzos, y lo peor, es que hace pensar a todos que este año es el bueno. De repente llega el día más importante, se levanta todo el equipo, van al baño, se ven en el espejo y dicen, citando a Cerati, “quiero hacer cosas imposibles”. No es el contrario el que hace eso, ellos solamente cumplen presentándose al campo. Es el equipo mismo el que se levanta y da una cátedra de que cualquier adversidad es superable.

Después de un tiempo, la afición empieza a hacer una suerte de callo, una resistencia al dolor y a la decepción, o al menos, eso es lo que dicen. Yo como parte de esa afición, puedo decirles que más que un callo, se desarrolla una especie de miedo a la incertidumbre. Algunos están esperanzados en que este año será el bueno, otros están más decepcionados y esperan lo peor, pero con un poco de fe en el fondo de su corazón. En mayor o menor medida, todos tenemos el miedo a que algo suceda en el partido. Y sucede.

Lo que sucede después es un periodo de rabia, frustración, hartazgo. Aguantar las burlas de todos, hasta el que nunca ha visto un partido de fútbol, pero le gusta subirse al tren. Incluso, un amigo dijo que cruzazulearla es lo que nos une como sociedad, como mexicanos. El club es tan importante hoy en día que sin él seríamos animales apátridas. Sin embargo, después de todo, solo quedan tres cosas para el aficionado del Cruz Azul: un periodo de luto (puede ser un mes, un año, al final siempre vuelves a ver los partidos), una pizca de ilusión, y una cada vez más fuerte sensación de miedo al fracaso.

Algunos se preguntarán por qué seguimos ahí si nos molesta y nos hace sentir mal. Solamente podemos decir que es porque queremos. Si supiéramos, les diríamos. Si fuera fácil dejar de seguir a un equipo, lo haríamos. Hay algo que hace que te identifiques con el club, puede ser el color, el estilo de juego, un jugador, o que tu papá también sea aficionado del cuadro celeste. Después de eso, solamente se desarrolla el cariño. Al final, cambiar de equipo se siente como cambiar de universidad, de ciudad, de nacionalidad o de pareja. Se puede hacer, pero si conoces a alguien que lo hace con tanta facilidad, o no era un aficionado de verdad, o carece de cierta capacidad de sentir emociones.      

Gracias a Dios, no vivimos de esto, algunos hacen de esto su vida, pero no viven de esto. La mayoría de nosotros lo disfrutamos y lo sufrimos como una película, una canción, una pesadilla o un sueño. Con esto, hoy no nos queda más que aceptar las burlas, aceptar el enojo y la frustración, y seguir alentando a nuestro equipo, aunque nos duela, tolerando la incertidumbre de cada partido. Pero también nos queda seguir exigiendo, partido con partido, torneo con torneo, año con año. Nos queda alentar con dolor, pero seguir alentando. Tal vez mañana gane, tal vez no, tal vez nunca vuelva a ganar. Pero, como bien dice la Sangre Azul, “es un sentimiento que no morirá”.

Al equipo, solo una cosa: ustedes son el equipo del miedo de la afición al partido, así nos hicieron, pero no queremos que sean el equipo del miedo al éxito. Nosotros alentamos con miedo a lo que sea que pueda pasar, pero alentamos y seguiremos alentando hasta el final. Les pedimos lo mismo, pero sin miedo, dar todo hasta el final. Al fin y al cabo, el miedo ya nos lo transmitieron, ustedes ya lo pueden dejar de cargar.




                Escrito por Enrique Macedo





viernes, 11 de diciembre de 2020

LA C MAJOR SCALE DEL FÚTBOL INGLÉS

Quizá la canción que más hemos escuchado en un partido de fútbol europeo de los últimos años, cuando un equipo anota un gol, sea la memorable Seven Nations Army de The White Stripes, o quizá We Are The Champions de Queen, cuando una selección o un club se consagra campeón. En otras regiones del mundo como América Latina, el folclore de las gradas se suele teñir de pasión, ritmo y movimiento; en parte, gracias a los cánticos de las barras que recomponen algunas canciones populares, como las ya célebres: Carnaval Toda La Vida o Siguiendo La Luna de Los Fabulosos Cadillacs, Porque te vas de José Luis Perales, Cada Día Te Quiero Más del Príncipe Gitano, Amargo Adiós de Inspector, Bad Moon Rising de Creedence Clearwater Revival, o Pídeme La Luna de Leo Dan, entre otras. 

Una forma de entender cómo ven las cosas las personas, es a través de la pelota. La filiación que los aficionados al fútbol tienen con sus clubes, nos dice cómo conciben los vínculos entre ellos y el exterior. Desde mantener un único amor en el fútbol, hasta tener varios equipos con los que uno suele simpatizar; desde ponerse la camiseta de un conjunto con el que no tenemos vivencia física alguna, hasta apoyar al equipo que representa los valores y las características de la localidad donde vivimos. El deporte más popular del mundo nos permite apreciar y admirar una amplia gama de manifestaciones humanas de la más diversa índole, que traducen lo que los aficionados del fútbol sienten al ver jugar a veintidós personas, en un terreno de juego que mide de 100 a 110 metros de largo, y de 64 a 75 metros de ancho.

Pero si el espectador se apropia de la música para asimilar lo que ve y percibe dentro de una cancha, con lo que escucha en su ser y en sus recuerdos auditivos, el gremio musical realiza una tarea semejante con el fútbol. La gama de artistas, músicos y cantantes, que se han referido de forma directa o indirecta al juego, sus protagonistas, o todo aquello que rodea la cancha, es extensa y variada; podemos referir algunos nombres, tales como Sinéad O’Connor (Red Football), Luis Alberto Spinetta (El Capitán Beto), Andrés Calamaro (Crímenes Perfectos, Estadio Azteca), New Order (World In Motion), Joan Manuel Serrat (Kubala), Bersuit Vergarabat (El Baile de la Gambeta, Toco Y Me Voy), Tachenko (1986), José María Cano y Plácido Domingo (Himno Del Centenario), Los Fabulosos Cadillacs (La Marcha Del Golazo Solitario, El Fútbol Es Tuyo), Manu Chao (La Vida Es Una Tómbola, Santa Maradona) y Ant And Dec (We´re On The Ball), entre muchos otros.  

Para el medio artístico musical también existen los ídolos, y muchos de ellos los tuvimos en el terreno de juego: Norberto “Beto” Alonso, único hombre capaz de navegar en el inmenso y desolado ponto espacial, fue el ícono de Spinetta; ícono es Enrique Bochini para la agrupación argentina, Bersuit Vergarabat; como Diego Maradona lo fue para Manu Chao o Ladislao Kubala para Joan Manuel Serrat. Otros aspectos más sombríos pueden observarse en Red Football y Crímenes Perfectos, donde la disconformidad social toma un papel preponderante para articular una crítica al poder, a través de uno de los deportes que más ha convivido con el mismo. Puestas las distintas variantes composicionales que ofrece el fútbol a la música, se permite observar los vínculos que asocian a ambas disciplinas, pero estos no suelen ser los únicos que existen entre ellas.

                             

Uno de los lugares que más fascinación genera entre quienes aman, y también por quienes no aman al fútbol, es el Reino Unido. La nación insular es uno de los sitios donde sus habitantes viven con mayor apego e intensidad el juego de la pelota, no solamente porque gracias a ellos se haya inventado, reglamentado y profesionalizado; sino porque entre la grada y la cancha se dio una especie de simbiosis única. En aquel conjunto de países, el balón no deja de rodar cuando el árbitro pita el final, es por eso que podemos encontrar cualquier cantidad de referencias hacia lo que es y lo que despierta el fútbol; ya sea en el cine, series de televisión, periodismo, política, religión, humor, literatura, educación, música, etc. Todos al acudir al estadio, o a una cancha, nos exponemos a uno de los sucesos cíclicos más trascendentes de nuestra era, nos encontramos flotando y estando sujetos la mayor parte del tiempo que dura el encuentro, pero esta interacción no termina en el derramamiento de “eso” que nos ofrece el fútbol, y que nos hace amarlo tanto; también somos sujetos que nutren y enriquecen al juego desde cualquier lugar donde se hable, vea, escuche y transpire el ambiente futbolero.

Como una más de las invenciones británicas, el fútbol ha sabido llegar a todos los rincones del orbe, hay quienes incluso afirman que se trata del fenómeno social más grande de todos los tiempos. Podamos o no comprobar eso, lo cierto es que entre los futboleros se ha ido constituyendo un terreno común, que se nutre del sentir del aficionado, y de las manifestaciones sociales ligadas al mismo. Un palmo de él son los cánticos que entonan los asistentes en las canchas y en los estadios. La música es tomada, en este caso, como un vehículo que acelera y exterioriza la experiencia interna de quienes viven más apasionadamente este deporte. Los ejemplos más conocidos los podemos encontrar dentro del propio fútbol británico, que, aunque situado en esa región, representa las emociones más frecuentes de un partido realizado en cualquier rincón del planeta.

I Wanna Be Adored (The Stone Roses), Just Can´t Get Enough (Depeche Mode), Don’t Look Back In Anger, Wonderwall, Stop Crying Your Heart Out (Oasis), Boys Of The Old Brigade (Paddy McGuigan), I’m Forever Blowing Bubbles (Cockney Rejects) son solo algunos de los temas que forman parte del repertorio musical, en el escenario de la experiencia británica. El anhelo de consagración y gloria, la búsqueda de goles y triunfos, el protagonismo y los reflectores, los excesos y la desmesura; pero también, la necesidad y el culto a la derrota, las miradas ambiguas hacia el pasado, el ensimismamiento y el amurallamiento a todo lo que proviene y lastima del exterior, la hermandad en el dolor y la adversidad. Sentimientos tan disímiles concurren por el público presencial y virtual en un lapso de 90 minutos, y las canciones referidas, arrancan las emociones del interior de los hinchas para que se fundan y griten en una sola voz.

Es gracias a la enorme variedad de aristas que tiene este deporte, desde las cuales uno puede involucrarse y relacionarse, que el mismo se vuelve tan adictivo e interesante. El “cómo ven las cosas” los aficionados no solo nos dice lo que sienten y experimentan, sino también el lugar en el que se colocan frente a determinadas situaciones. Como seguidores al fútbol, el medio artístico musical refleja, de algún modo, los componentes que posibilitan que las hinchadas se consoliden. Es en Inglaterra donde más seguidores músicos futboleros encontramos, y donde mejor los podemos agrupar. Por ejemplo, algunos de ellos tienen un sentimiento de pertenencia con el equipo de su localidad, tales como Alex Turner (Artic Monkeys) y Joe Elliot (Def Leppard) con el Sheffield United o Jarvis Cocker (Pulp) con el Sheffield Wednesday, Sergio Pizzorno (Kasabian) con el Leicester City o Geezer Butler y Ozzy Osbourne (Black Sabbath) con el Aston Villa. En esa misma línea se encuentran Adele y Phil Collins, los cuales son fanáticos del Totteham Hotspur, así como Steve Harris (Iron Maiden) lo es del West Ham United. 

Mención aparte merece el Manchester City, conjunto que cuenta con algunos afamados músicos como Liam y Noel Gallagher (Oasis y Noel Gallagher’s High Flying Birds), Johnny Marr (The Smiths), Alan “Reni” Wren (The Stone Roses), Ian Curtis (Joy Division) y Rick Wakerman (Yes). Con excepción de Wakerman, todos son originarios del condado de Manchester, pero no solamente comparten entre ellos la localidad y la playera de los citizens, ya que su orientación musical es también bastante parecida. Así como The Beatles, Judas Priest, Venom, Pink Floyd, The Cure, entre otras grandes bandas inglesas, Joy Division fue una agrupación pionera que labró el camino del post-punk, subgénero que a la larga terminaría por permear en bandas de la más diversa índole.

En el caso de los músicos seguidores del City, el linaje parece delinearse solo, ya que, similar a como lo hicieron la mayoría de las bandas que emergieron en los 80’s, The Smiths fue un gran receptor del sonido y la temática de Joy Division. La banda, liderada por Morrisey y Johnny Marr, pronto terminaría por arrojar a la juventud inglesa hacia sus propios instrumentos. Es en este punto de la historia de la música cuando emergen los Gallagher y The Stone Roses, una porción del Madchester y del Britpop. Es en este sentido que podemos afirmar que la afición citizen tiene un lazo muy fuerte de pertenencia e identificación, ya que comparte el lugar de origen y de crecimiento, la afinidad musical, y el amor por el fútbol y el Manchester City. 

Escenarios distintos se presentan entre clubes que tienen mayor apertura respecto al sentimiento de pertenencia con su localidad, la afinidad musical y la búsqueda de interacción con los músicos que comparten estas características. Uno de los equipos que tiene esta clase de afición es el Arsenal, tal vez por ser uno de los más populares en este ámbito, ya que cuenta entre sus filas con Roger Waters y David Gilmour (Pink Floyd), Ray Davies (The Kinks), John Lydon (The Sex Pistols), Dido, Martin Gore (Depeche Mode), Roger Daltrey (The Who), Mick Jagger (The Rolling Stones) y Billy Lunn (The Subways). Los subgéneros que conforman a los seguidores gunners van desde el rock psicodélico y clásico, electropop, indierock, punkrock, dark y new wave. Por otro lado, la localización de la afición musical del Arsenal se reparte entre Surrey, Cambridgeshire, Kent y Londres.

Otro conjunto que marca diferencia, tal vez motivado por su eterna rivalidad con los Citizens, son los Reds del Manchester United, que cuentan con mayor pluralidad dentro de sus seguidores. Entre ellos encontramos a Richard Ashcroft (The Verve), Ian Brown (The Stone Roses), Peter Hook (Joy Division y New Order), Simon Le Bon (Duran Duran), Phil Lynott (Thin Lizzy) y Thom Yorke (Radiohead). Los subgéneros que conforman al bloque del United son neo-psicodelia, britpop, house, synthpop, hard y art rock, post-punk y new wave; los sitios de donde proviene la afición Red son Lancashire, Northamptonshire, Hertfordshire, Staffordshire y Manchester. Finalmente, el último conjunto que tiene presencia en la música, y cuenta con la diversidad del Arsenal y del United, es el Chelsea; quien tiene como seguidores a Ed Sheeran, Ellie Goulding, Billy Idol, Damon Albarn (Blur, Gorillaz, Rocket Juice And The Moon), Dave Gahan (Depeche Mode) y Robbie Williams. Sus subgéneros musicales son el folk, electropop, glam y art rock, hip hop, dark y new wave, así como poprock; las zonas geográficas de los Blues son Yorkshire, Herefordshire, Middlesex, Essex, Staffordshire y Londres. 

Estas conexiones, estos puntos que tiene el universo futbolístico, nos permiten extraviarnos en los muros que conforman el inmenso laberinto de este deporte; sus pasadizos nos van orientando hacia direcciones que no teníamos la certeza de que existieran. Son temas que podemos encontrar, con distintos matices en el medio artístico británico, la identificación con el lugar donde crecimos, o, la búsqueda de afinidad con las personas que comparten los mismos gustos y las mismas aficiones que nosotros. Sin embargo, estas clasificaciones no son aplicables únicamente a ellos, también las fanaticadas de todo el mundo comparten y asimilan, en alguna medida, esta clase de consideraciones.

El fútbol trasciende los límites de cal de la cancha y nos brinda la posibilidad de esbozar asociaciones que enlazan las cosas con las que vivimos todos los días. Asociaciones que se levantan gracias a la propia actividad deportiva, y que nada tienen que ver con la sobreexposición mediática, la hinchazón y la prostitución de la “pasión” y demás sentimientos burbuja para hacer del fútbol un negocio, el envilecimiento y la desnaturalización de las reglas del juego con el uso de la ciencia y la introducción de valores ajenos a este deporte; todas estas, cuestiones que han venido minando la grandeza del fútbol, como uno de los sucesos más hermosos y universales que posee el ser humano.


                 Escrito por Carlos Ríos





martes, 8 de diciembre de 2020

SI ANOTA UNOS CUANTOS MÁS, YO TAMBIÉN SERÉ MUSULMÁN


"MO SALAH, LA LA LA LA LA, LA LA LA LA! IF HE'S GOOD ENOUGH FOR YOU, HE'S GOOD ENOUGH FOR ME, IF HE SCORES ANOTHER FEW, THE I'LL BE MUSLIM TOO" 

Así canta el Kop, a la tónica de la canción “Good Enough” de Dodgy, cuando Mohamed Salah anota en Anfield. En 2018, el futbolista egipcio rompió el récord de goles anotados en una temporada de Liga Premier, con 32. Se convirtió en el primer futbolista africano en lograrlo y, en esa misma temporada, anotó más goles que tres equipos completos (West Brom, Swansea City y Huddersfield, con 31 o menos cada uno). Esa temporada 2017/2018, histórica en lo individual para Salah, fue el comienzo del ascenso de un Liverpool que a la postre terminó como campeón de Inglaterra, de Europa y del mundo entre 2019 y 2020. 

Mohamed Salah tiene los argumentos estadísticos individuales y colectivos para colocarse como uno de los futbolistas más talentosos de los últimos diez años. En una década que ha sido dominada por Messi y Ronaldo, no sorprende, sin embargo, que no figure en la conversación mediática sobre el mejor jugador del mundo. Más allá de lo que significa para sus equipos en la cancha, Mohamed Salah se engrandece y sobresale por lo que representa para toda una religión y zona geográfica.

Salah es, sin ningún tipo de disculpas, musulmán. Todo empieza con sus celebraciones. Al marcar un gol, generalmente festeja realizando el “sujud”, para el cual se pone de rodillas y se inclina hasta que toca el suelo, agradeciendo a Dios. Se trata de una veneración practicada en el Islam y se ha vuelto tan característica que ha sido incluida en los videojuegos de la serie “FIFA”. “Es algo así como una oración o un agradecimiento a Dios, por lo que he recibido”.

Para su país, Mohamed Salah se ha vuelto el referente cultural, por encima de los faraones y las pirámides. Ha sido la portada de incontables revistas, incluidas TIME y GQ. Precisamente en la entrevista para esta última, Salah declaró: “Necesitamos cambiar la forma en la que tratamos a las mujeres en nuestra cultura”. Su humildad y carisma lo han llevado a ser el futbolista musulmán más popular del norte de África y, por añadidura cultural, del mundo musulmán y Medio Oriente. Es el futbolista árabe con mayor número de seguidores en redes sociales. Es la figura indiscutida de una Selección egipcia de fútbol que llegó a la final de la Copa Africana de Naciones en 2017 y a una calificación mundialista en 2018, la cual no se lograba desde 1990. Gracias a su rol como artífice de este logro, fue renombrada con su nombre la escuela a la que acudió de niño, en su ciudad natal de Basyoun.

Es precisamente en su pueblo, Nagrig, donde el 65% de la población vive en la pobreza, que Salah decidió construir una escuela y un hospital. Su fundación, la Mohamed Salah Charity Foundation, ha dedicado recursos a más de 450 familias para que reciban un apoyo en efectivo mensualmente. Su padre, quien todavía vive en el pueblo, se ha convertido en el patrocinador de las causas de la gente local. Cuando alguien necesita algo, desde ayuda para celebrar una boda hasta un tratamiento médico, él decide ayudarles, gracias al apoyo de su hijo. Mohamed Salah es la leyenda viviente de su pueblo.

Este nivel de influencia e impacto se entiende por la popularidad del deporte que practica profesionalmente. Se trata de uno de los pocos, si no es que el único, futbolista del norte de África y musulmán que se puede codear con los mejores futbolistas del mundo, usualmente europeos o sudamericanos. Es el sueño de cualquier niño africano o musulmán hecho realidad, la evidencia palpable de que es posible llegar a ser el mejor en un deporte dominado por el Occidente.

Pero también significa y representa un puente. Si los aficionados del Liverpool, una ciudad con una mayoría étnica caucásica/anglosajona, en un cántico pueden hacerse a la idea de convertirse al Islam, las divisiones raciales y religiosas de todo un país pueden empezar a ser sanadas. El fútbol y uno de sus máximos exponentes, de nuevo, presentan la oportunidad de olvidar diferencias y unir a las comunidades por el amor al deporte y a sus practicantes más importantes.

Debido a las recientes posiciones y declaraciones de diversos personajes políticos, la islamofobia es un problema creciente en el Reino Unido y el mundo. Durante el desarrollo de la campaña para el referéndum del Brexit, los promotores del “Voto para Salir” utilizaron un discurso anti-migrante que posicionó a los musulmanes como indeseables. El actual Primer Ministro del Reino Unido ha hecho comentarios relacionados a los musulmanes, señalándoles como un pueblo que lleva “siglos de atraso”. En su campaña para elegirse como Primer Ministro, comparó a las mujeres que utilizan velos (hijab) con ladrones de bancos y comentó que parecían “buzones” de correo. El alcalde musulmán de Londres, Sadiq Khan, ha sido víctima de innumerables ataques y comentarios relacionados con su religión, los cuales han sido amplificados por su oposición política.

Las generalizaciones y estereotipos dañan a comunidades de personas enteras. En Reino Unido solamente, el 5% de la población es practicante del Islam. No solamente son ellos; a cualquier persona de origen árabe, o con rasgos de Medio Oriente, se le adjudica un prejuicio terrible que llega a poner en riesgo su vida, debido a los ataques de odio y violencia. No sobra mencionar la discriminación histórica que han sufrido los británicos-pakistanís, incluso siendo intimidados con términos como el insulto racial “paki”, que en tiempo reciente han sido atacados en conjunto con la población musulmana.

Es por ello por lo que futbolistas como Mohamed Salah son tan necesarios en el ámbito del fútbol internacional. Porque con su juego con la pelota pueden trazar lazos de unión con pueblos que políticamente han sido colocados el uno contra el otro, de manera deliberada y maliciosa. Si mediante el fútbol podemos aprender a dejar de definir a personas por su raza o religión, el fútbol de nuevo demuestra que es más importante de lo que pensamos. Si Mohamed Salah anota unos cuantos goles más, quizá la islamofobia pueda pasar a ser cosa del pasado. 

 


 

             Escrito por Fernando Alcázar





jueves, 3 de diciembre de 2020

¿EL REAL MADRID FUE UN EQUIPO HECHURA DE LA DICTADURA DEL GENERAL FRANCISCO FRANCO?

Después de la cruenta Guerra Civil en España (1936-1939), que tuvo como consecuencia el derrocamiento de la Segunda República Española y la transformación política en la vida del país ibérico, es que surgió la instauración de un nuevo régimen que gobernó décadas España. Instauración de régimen que se vio en mayor medida influida por el ascenso del general Francisco Franco a la jefatura del Estado Español, un militar empedernido y con tintes totalitarios que impuso en España una especie de dictadura.  En efecto, el general Franco encabezó al Estado español desde el año de 1939 hasta el día de su muerte que acaeció en el año de 1975, esto es, durante 36 años, el general Franco rigió con mano de hierro los destinos españoles en un ambiente con restringidas libertades y en un país obligado a rendir culto a su figura. Así, a estos 36 años de gobierno del general Franco, la literatura histórica los nombra como el “franquismo”. 

Sí, el “franquismo” representó a flor de piel las enseñanzas de los gobiernos totalitaristas y fascistas de su época. El general Franco aprendió bien de los fascistas italianos a censurar a la prensa, a exiliar y fusilar a los enemigos, así como a instaurar un régimen que controlara todos los aspectos de la vida de sus habitantes; aprendió bien la lección de su colega Mussolini. De igual manera, imitó como nadie al régimen nazi para construirse una imagen intachable a los ojos de sus gobernados, construyó un culto a su personalidad para que todo confluyera a partir de ella e idealizó un modelo de habitante español para su conveniencia nacionalista. Así, para consolidar estos anhelos totalitarios, el “franquismo” utilizó justo al deporte como una herramienta para construir la imagen de un régimen adicto al triunfo deportivo, una imagen que representaba a los españoles como seres superiores físicamente, así como también el deporte sirvió para controlar el entretenimiento y ocio de los mismos. 

De tal manera que, para buscar utilizar y adecuar al deporte en todas sus vertientes a los fines del régimen, el general Franco instauró una agencia especial para que el Partido Único de la Falange Española Tradicionalista interviniera en los ejes de todas las ramas deportivas. Esta agencia especial buscaría que los principios del régimen franquista fueran compaginados en los temas deportivos, de tal suerte que, cualquier actividad que se practicara en España debería defender y adecuarse a los valores del régimen encabezado por Franco, los deportes debían no solo crear cohesión social entorno al gobierno, sino que deberían ser las venas que ideologizaran los sentimientos de una nación en la figura del líder. Dicha agencia especial tuvo particular interés en intervenir en el fútbol, actividad que estaba ganando cada vez más adeptos entre los españoles y que estaba teniendo auge en toda Europa.

Así, la agencia especial (tiempo después tomaría el nombre de Delegación Nacional de Deportes) decidía los destinos no solo de los equipos de fútbol sino también de la federación misma; este órgano dependiente al partido oficialista aprobaba todos los proyectos de los clubes deportivos, entre los que se encontraban el Real Madrid. Un equipo merengue diluido porque había sufrido los estragos de la guerra que permitieron el ascenso del general Franco, con su estadio destruido por los bombardeos, con sus socios perseguidos y encarcelados, y con innumerables deudas; el Real Madrid sufrió como nadie el sometimiento al partido único, pues no le perdonaban el haber prestado sus instalaciones a los heridos adeptos de la República. El equipo blanco estuvo a punto de ser llevado a la ruina por las vengativas manos franquistas.

Así, frente a un panorama convulso para el Real Madrid, surgió la figura de Santiago Bernabéu. Sí, en el año de 1943, el abogado Bernabéu llega a la presidencia del pulverizado equipo merengue con la finalidad de reestructurar el proyecto deportivo y buscar darle forma a una institución que estaba al borde del precipicio. De ahí que, uno de sus primeros movimientos sería buscar sacudirse el asfixiante yugo franquista, para ganar hasta cierto punto, un grado mínimo de autonomía que le permitiera darle forma al equipo madridista. Ante peligrosa maniobra, Bernabéu decidió acudir ante su ex jefe, contemporáneo y mentor, un encumbrado militar en la estructura de poder que encabezaba Francisco Franco, un caudillo político en las esferas del poder, un laureado personaje que tenía por nombre Agustín Muñoz Grandes.

En efecto, el general Agustín Muñoz era un militar encumbrado en el régimen franquista. Durante la guerra civil, ayudó al general Francisco Franco a asaltar Cataluña, ciudad clave que le permitió a los franquistas ganar la guerra. De igual forma, el general Agustín Muñoz encabezó con éxito a las brigadas que España mandó en ayuda a los nazis para combatir a los soviéticos. Así, hombre de las confianzas de Franco, llegó a ser ministro del ejército y jefe del Estado Mayor, así como vicepresidente del gobierno. El general Agustín Muñoz presumía el tener acceso privilegiado al oído del general Francisco Franco y de igual manera, se ostentaba de ser mentor de personajes que ganarían prominencia en la vida pública española, entre los que destacaban su pupilo y amigo Santiago Bernabéu. 

Así es, durante la guerra civil, Santiago Bernabéu se enroló en el bando sublevado que encabezaba el general Franco. Más en específico, se enlistó en la 150 División, justo la compañía que comandaba el entonces capitán Agustín Muñoz. Ahí, por primera vez se conocieron estos dos hombres que tenían casi la misma edad, ya que, mientras el cuarentón capitán Agustín Muñoz dirigía esta división, el también cuarentón Santiago Bernabéu realizaba tareas encaminadas a recopilar información. Sin embargo, durante la ardua campaña para someter a Cataluña, surgió una especie de amistad entre estos dos varones, una amistad heterogénea porque el militar de carrera Agustín Muñoz siempre ejerció una especie de mentoría sobre el cabo Santiago Bernabéu.

De tal suerte que, la reconstrucción del Real Madrid quedó atada al ingenio de su nuevo presidente con fuertes vínculos en la cúpula franquista. En efecto, como señala el escritor Carlos Torres, la presidencia del Real Madrid encabezada por Bernabéu trazó un plan para catapultar al equipo blanco, plan vigilado bajo el auspicio del régimen franquista y de su protector el general Agustín Muñoz. Así, el equipo merengue consiguió apoyo gubernamental para reconstruir su estadio; apoyo para mover las reglas y con ello, lograr tener los mejores fichajes de jugadores; y consiguió tener empuje no solo para consolidarse internamente sino también para tener exposición frente a los clubes de Europa. La relación que construyó por años Bernabéu con el general Agustín Muñoz logró no solo quitar el asfixiante yugo franquista a los blancos, sino que consolidó un apoyo de ese régimen con la condición ser un pilar del gobierno de Franco.

Por eso, con la ayuda del gobierno franquista, el Real Madrid pudo construir en un lapso corto uno de los mejores estadios de su época, fue con financiamiento público que el club merengue pudo sin reparos construir su fortaleza. Del mismo modo, gracias a los buenos oficios de los directivos blancos, es que se pudieron apropiar de la estrella mundial Alfredo Di Stéfano, astro argentino que en un principio había fichado por el Barcelona, pero que a consecuencia de las presiones del presidente madridista y de la mano protectora franquista, el Barcelona decidió renunciar a los servicios de Di Stéfano. Más en específico, el Real Madrid recibió del régimen la no aplicación del reglamento deportivo que prohibía fichar a extranjeros como lo era Alfredo, así como recibió la ayuda del régimen para que presionara a los altos directivos del Barcelona con la finalidad de que dejaran libre al astro argentino.

Finalmente, el Real Madrid recibió todos los estímulos necesarios para proyectarse en toda Europa. La organización de las primeras Copas de Europa corrió a cargo de los directivos blancos y de la revista más prestigiosa de fútbol en Europa, la revista francesa L'Équipe (ancestro de la revista France Football), relación que se construyó gracias a los buenos oficios no solo del presidente blanco Bernabéu, sino al vicepresidente Raymundo Saporta que tenía una magnífica relación con altos funcionarios franquistas. Así, la organización de las primeras Copas de Europa fueron producto del empuje de los directivos del club madrileño para buscar crear un torneo internacional en donde jugaran los mejores equipos del viejo continente, directivos blancos que recibieron del régimen franquista todo tipo de beneficios aduanales para viajar libremente y sin contratiempos por toda Europa, así como ser los únicos representantes validados por la agencia especial de deporte franquista para participar en la organización de los conciertos futboleros europeos.

En efecto, esto último tuvo gran empuje para que los directivos del Real Madrid fueran la voz legitimadora española para organizar torneos internacionales. A su vez, el gobierno franquista, al proyectar al Real Madrid para ser la voz participante de la organización de la Copa Europea, ganó el dejar de ser un gobierno aislado del resto de Europa, pues utilizó al equipo blanco como vehículo para ir rompiendo el aislamiento que las democracias occidentales tenían sobre su administración. El fútbol sería la palanca para que España participara y fuera incluida en una comunidad europea, el deporte sería el primer paso para que tomaran en cuenta a los destinos españoles como europeos.

Más aún, el Real Madrid al coronarse cinco veces seguidas en la recién creada Copa de Europa, trajo como consecuencia que toda Europa volteara a ver a España. Desde los países orientales con régimen soviético hasta las democracias europeas pusieron su atención al equipo blanco que era un éxito con la pelota en los pies, así pasaron por alto que el Real Madrid jugara en tierras franquistas y quisieron iniciar contacto con ellos para diputarles el trono como reyes de Europa. De ese modo, España volvió a tener contacto con el resto del continente. Aún más, los éxitos deportivos madrileños también trajeron como resultado que el país ibérico proyectara una imagen distinta y con ello, demostrar que el régimen de Franco produjo dentro de su territorio proyectos ganadores no solo en el ámbito deportivo, pues el Real Madrid era muestra de que en el gobierno de Franco pasaban cosas buenas y ganadoras.

Por todo ello, no me cabe la menor duda que los cimientos ganadores del Real Madrid fueron puestos bajo el manto protector del régimen franquista. La relación que Santiago Bernabéu trabó con el general Antonio Muñoz, fue la llave para que el gobierno de Franco dejara de asfixiar al Real Madrid y lo convirtiera en la proyección de la España franquista. El general Muñoz fue la clave para convencer al “Caudillo” de que el Real Madrid podía ayudar a lanzar a España a toda Europa, y que, por ello, debía apoyársele con todas las facilidades a Bernabéu para construir un equipo blanco que representara los valores ganadores españoles.

 

 

 

            Escrito por Alejandro Olvera

 

 

 

 

martes, 1 de diciembre de 2020

LA GRAN MURALLA ITALIANA

EL TORTUOSO CAMINO: DEL FASCISMO A LA GLORIA


Baresi, Zambrotta, Panucci, Nesta, Costacurta, Maldini, Chiellini, Maldini (de nuevo), Bonucci, Cannavaro (Balón de Oro). Todos ellos son un ejemplo de una larga historia de grandes defensas italianos, más que nada, de los que me acuerdo. Al hablar de fútbol defensivo a cualquiera se le viene a la mente Italia, sus jugadores y sus tácticas. Pocos se han preguntado de dónde nace y cómo un estilo de juego se encuentra tan arraigado a un país. La respuesta pudiera estar, quizá, en la historia del mismo y en la evolución de su pensamiento.

Mussolini, su derrocamiento, las ideas que dieron pie a esto y a la formación de la república italiana de hoy en día, nos hablan más del desarrollo del calcio, que tal vez, el propio juego.


                                               VINCERE O MORIRE


19 de junio de 1938. Benito Mussolini envió un telegrama a Vittorio Pozzo, entrenador de la selección italiana de fútbol, con estas mismas palabras antes de iniciar la final del Mundial contra Hungría. Hoy en día, podrían sonar como palabras motivacionales, metafóricas, pero para Il Duce, pues… tal vez, no. 

No creemos que haya sido la primera vez que Pozzo escuchara frases similares desde 1929, fecha del inicio de su tercer periodo en la Selección, ya que, durante el régimen fascista en Italia, el deporte cobró gran importancia, incluso resaltando la cultura física como uno de los fundamentos de la ideología política dominante. Para sus líderes, así como para todos los regímenes totalitarios de la época, el arsenal propagandístico tenía gran impacto en la conservación del poder. El deporte se volvió fundamental para esparcir el fascismo entre la población, más aún en los jóvenes. El fútbol dejó de ser un juego para ellos y se tornó en un instrumento para unificar a la nación y demostrar la superioridad de la identidad italiana, tanto dentro como fuera del país.

En 1932, Italia, “haiga sido como haiga sido”, fue seleccionada como el país anfitrión del Mundial de Fútbol de 1934. Sí, un país en pleno apogeo de sus ideas fascistas fue designado como anfitrión de una Copa del Mundo; esto, para sus líderes, era el momento perfecto para manifestar su ideología, mostrar la fuerza del atleta italiano, incrementar el sentimiento nacionalista y la unión del pueblo, así como sobreponer su visión ante el resto del mundo. Pero, había un pequeño problema, la selección italiana simplemente no era la mejor de la época. ¿Cómo diablos se le gana a un equipo austriaco al que le llaman el Wunderteam? La respuesta es más sencilla de lo que uno cree: como sea.

Una buena táctica, disciplina y unión de equipo dan como resultado un campeón del mundo. Esto es “il método”. Así se le llama a la táctica creada por Pozzo, una respuesta al esquema de pirámide invertida con una formación 2-3-5. La defensa se vuelve importante, la nueva formación 2-3-2-3 refuerza la media cancha con una suerte de mediocampistas con roles defensivos, especialmente el centro mediano, encargado de cubrir al delantero centro al defender y también organizar el juego al ataque. El nuevo dibujo resta jugadores en la ofensiva para obtener una mayor cobertura defensiva, pero sin descuidar el ataque con el menor número de gente posible. El fútbol no solo se concentra en jugar, sino en evitar que el contrario lleve a cabo su juego.

Así como el fascismo usó al fútbol, Pozzo también hizo uso de las ideas militares y nacionalistas para imprimir la disciplina y unión necesaria para poder formar un equipo ganador. La idea de la fortaleza del atleta era central en un esquema que se concentraba en la solidez defensiva. No sabemos a quién benefició más la fortaleza de los jugadores y la táctica de Pozzo, si a él por su esquema pragmático en el que hubo que desestabilizar y contraatacar, o al fascismo, que hizo gala del combate en la metafórica batalla que supone un partido de fútbol.


      LA VIANEMA Y LA LUCHA DE CLASES  


En una entrevista Antonio Negri señaló que el catenaccio es la lucha de clases. Tal vez lo dicho no podía ser más acertado. En 1943, en Italia se libra una guerra civil con el afán de borrar al fascismo por completo. Las muchas fuerzas existentes, principalmente fuerzas de izquierda que formaban parte de la Resistenza¸ se unen para este fin. Lo que siguió fue una disputa para ver quién se quedaba con el poder. Grupos de la derecha cristiana y la izquierda que, en su momento buscaron unir sus esfuerzos en contra de los restos del reino mussoliano y sus aliados, comenzaron a pelear por quedarse con el gobierno. Dichas ideologías no son más que un reflejo de la situación de su población.

En Salerno, un entrenador de un equipo en la Serie B, en busca de respuestas, cambia la posición de su centro mediano hacia la defensa, con el fin de cubrir al centrodelantero rival, lo que a la postre se conocerá como el líbero. Giapo Vani cuenta la historia de cómo se le ocurrió la vianema de forma fantasiosa con unos barcos y unas redes. La realidad es que dirigía a un equipo pobre de la segunda división italiana, pero obtuvo su ascenso a la categoría de honor con un esquema que le permitió a la postre, competir contra los grandes clubes y lograr sus objetivos.


Al norte, otro técnico que posteriormente sería considerado una leyenda del fútbol italiano, Nereo Rocco, empieza a jugar con tácticas similares. Algunos señalan que estos métodos futboleros vienen a partir de la influencia que tienen los equipos suizos entrenados por Karl Rappan, quien originalmente llamaba verrou (candado) a esta táctica. No es una coincidencia entonces que el referido método tenga el mismo nombre en sus respectivos idiomas. Algunos incluso consideran que es con él que nace el catenaccio en Italia, algo discutible. Lo que es indiscutible es su grandeza y respeto como técnico en Italia.

Rocco comenzó como entrenador del Triestina, equipo de su ciudad de origen, y posteriormente del Treviso, ambos equipos cercanos a Venecia, en el norte de Italia. Trieste en ese entonces se caracterizaba por ser una región mayoritariamente con ideología de izquierda, Treviso una región en la que la izquierda era la segunda fuerza, solo por detrás de la Democracia Cristiana que era parte de la tradición de la zona. No por otra cosa dice Negri que el catenaccio nace en Venecia y es la lucha de la gente que habitaba ese lugar, debido al hambre que sufrían sus habitantes y la migración.

                                  

                       EL GLORIOSO CERROJO


Más pronto de lo que uno pensaría, el catenaccio dejó de ser el estilo del pequeño y del perdedor. Debido a su eficacia, equipos grandes empiezan a verlo como una idea de juego a seguir. El entrenamiento, la rigidez táctica y la disciplina con la que los técnicos manejaron a sus equipos fue fundamental para su éxito. Es en 1953 que se ve el primer éxito del catenaccio, cuando el Inter de Milán gana la Serie A, siendo el primer grande de la época en hacerlo. Sin embargo, el saldo ganador es mucho mayor.

Tres técnicos y dos equipos son ampliamente recordados por mostrar los componentes de la táctica del fútbol italiano en su máxima expresión: Nereo Rocco, Helenio Herrera y Arrigo Sacchi. Ellos llevaron a ambos equipos de Milán a la máxima gloria, entre los tres se suman: seis ligas italianas, cuatro copas italianas y seis Copas de Europa (hoy Ligas de Campeones de Europa). Esto es solo de sus grandes exponentes, pero tomando en cuenta a todos los que fueron influenciados por esta idea de juego, el saldo puede ser la suma de casi todos los títulos de los equipos italianos, partiendo de que muchos de los hoy técnicos ganadores fueron jugadores de los grandes clubes de antaño.



                           EL ORIGEN DEL DEFENSA ITALIANO


Al describir al defensa italiano, uno puede decir lo siguiente: fiereza a la marca, fuerza, liderazgo, posicionamiento y uso de faltas tácticas solo en el momento necesario. Esto fue parte del juego italiano en sus orígenes, desde mostrar al gran atleta italiano antes de la Segunda Guerra Mundial, a la lucha por subsistir en la división de honor.  

La historia italiana y el desarrollo social han permeado en los pensamientos tanto de técnicos, como de jugadores. Nosotros como seres sociales participamos de esta, nos formamos a partir de esta y contribuimos a la formación de ella. El fútbol no es solamente un juego de veintidós personas corriendo detrás de un balón, es una expresión del entorno en el que vivimos. El fútbol es la manera en la que el deportista dotado demuestra con su mayor talento su forma de ver la vida, tal cual como un artista muestra en sus pinturas su visión del mundo. El gran defensa italiano nace de las primeras expresiones de supervivencia y evoluciona de tal forma que incluso se desconoce su origen, pero se encuentran esos vestigios y se forma a partir de nuevas situaciones sociales.




                Escrito por Enrique Macedo