Una
de las sorpresas del año futbolístico es el retiro del atacante neerlandés,
Arjen Robben. A gran parte de la afición mexicana no le resulta grato mencionar
dicho nombre, ya que nos hace acordarnos de la jugada que bautizó el célebre
hashtag #noerapenal. Lo cierto es que más allá de la polémica que se suscitó en
el partido de octavos en el Mundial de Brasil 2014, Arjen Robben es uno de los
mejores jugadores del fútbol de los últimos años. Nacido el veintitrés de enero
de 1984 en Bedum, Groningen, debutó con el conjunto de su provincia, el FC
Groningen, para luego pasar a jugar al PSV Eindhoven. En su trayectoria también
encontramos a algunos de los mejores equipos del mundo, tales como el Chelsea,
el Real Madrid y el F.C. Bayern München. A nivel club, el extremo neerlandés
cuenta con 209 anotaciones a lo largo de sus veinte años de carrera, además de
que fue campeón con casi todos los conjuntos en que jugó, con excepción del FC
Groningen, Con su selección logró llegar a la final del Mundial 2010 contra
España, pero su equipo cayó en tiempos extras con un gol de Andrés Iniesta;
además de que consiguió un tercer lugar en la siguiente justa mundialista,
celebrada en el país amazónico en el 2014. En cuanto a su cuota goleadora con
los Países Bajos, convirtió 37 dianas, por lo que se ubica en el cuarto lugar
de los máximos anotadores de su seleccionado. Después de salir del retiro para
jugar una temporada más en el club en el que hizo su debut, Robbie
decidió poner fin a su carrera profesional a los 37 años de edad; pero sin duda,
lo recordaremos como uno de los futbolistas más destacados de su país y de la
historia del fútbol.
“Juega como a mí me hubiera gustado jugar”. Esta frase se la escuché decir a Gastón Recondo, periodista y conductor argentino del extinto programa deportivo Estudio Fútbol, en una ocasión en que se especulaba que Ángel Correa podría volver a jugar en su natal Argentina. A mí me pasa lo mismo cuando se habla de Arjen, que, desde mi punto de vista, fue un jugador tan talentoso y tan determinante en el último tramo de la cancha. Quizá, las imágenes más nítidas que tenemos de él, son de cuando jugaba en el Bayern München, equipo en el cual militó durante diez temporadas. Con los bávaros tuvo goles increíbles, tales como la volea convertida en el Old Trafford, durante los cuartos de final de la edición 2009-2010 de la Champions; el cobro de tiro libre contra el Werder Bremen, en la temporada 2009/2010 de la Bundesliga; el tiro con comba, anotado contra el FC Barcelona, en las semifinales de la edición 2012-2013 de la Champions; o la jugada de contragolpe y el disparo contra el Hamburgo S.V. en la campaña 2014-2015 de la Bundesliga 1. Con su selección, Arjen también tuvo postales memorables como el gol de cabeza anotado en la semifinal contra Uruguay, en el Mundial de 2010; el fogonazo contra Francia en la fase de grupos de la Eurocopa de 2008; o, el par de dianas que convirtió contra España en el primer partido del Mundial de 2014. En pequeños o en grandes escenarios, el atacante de la banda derecha siempre demostró que estaba listo para encarar al rival que se le pusiera enfrente.
Pero
para el mundo del fútbol, Arjen Robben significó mucho más que goles vistosos y
una carrera llena de éxitos. Puntualmente, su estilo de juego llamaba
poderosamente la atención debido al alto grado de capacidad técnica que poseía
el extremo neerlandés. Una característica, que identificó siempre al ex-10 del
Bayern, fue su potencia y su velocidad por el costado derecho, pero esa
explosión física siempre la tuvo bajo su control; es por eso que su manejo de
la esférica podía ser comparado, en su momento, con el de Lionel Messi o el de
Cristiano Ronaldo. A propósito del astro argentino y de la estrella lusa, Arjen
Robben nunca tuvo los mismos reflectores que sus contemporáneos, pero demostró
siempre un talento inigualable en las canchas europeas. Además de la
verticalidad de su juego, Robbie fue un gran definidor, cobrador de pelota
detenida, asistidor, creador y pensador del fútbol. Sus recursos técnicos y su
imaginación parecían no tener límites, se enfrentara a los rivales que se
enfrentara, jugara en la liga en la que él decidiera jugar: la Eredivisie de su
país natal, la liga española, la Bundesliga o la Premier League. Su sola
presencia era una puesta en peligro para la defensa rival que tenía que vérselas
con el velocista neerlandés.
Creo
poder afirmar, del mismo modo que lo pueden decir quienes vieron jugar a
Cruyff, Di Stéfano, Garrincha, Giggs, entre muchos otros grandes nombres, que
Arjen Robben pertenece a la lista de los mejores futbolistas que se
desempeñaron en la posición de extremo. Tal vez el neerlandés no cuente con los
blasones suficientes para entrar en la acalorada e interminable discusión, esa
que versa sobre quién es el mejor jugador de todos los tiempos; pero sin duda
alguna, entra dentro de las estrellas que nos hicieron soñar a los que crecimos
viendo el fútbol en este siglo. Más de uno quisimos comprar los mismos zapatos
de Arjen, arrancar a toda velocidad y tratar de tener el balón pegado a
nuestros pies como lo hacía él, eludir a rivales como si fuera Maradona jugando
en la cancha del Azteca en el Mundial del 86, golpear la pelota y darle el
efecto a la esférica para tratar de hacer un gol como solo él lo sabía hacer.
En fin, tantas cosas se pueden decir de alguien que marcó el fútbol de los
últimos quince años. Solamente nos queda agradecerle a Robben por ser una
excepcionalidad en el terreno de juego, por deleitar a tantos aficionados que
no fuimos seguidores de los clubes donde jugó, pero que siempre que sabíamos
que el atacante iba a pisar una cancha de fútbol, no dudábamos en quedarnos a
ver el juego.
Escrito por Carlos Ríos
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