
Los
primeros eventos de los famosos personajes de Irvine Welsh los encontramos en Skagboys,
historia que nos deslumbró con una lúcida crítica sobre el resquebrajamiento
del estilo de vida en el Reino Unido hasta antes del ascenso del gobierno
conservador de Margaret Thatcher. Los factores de la realidad, como pedazos de
cristal de una botella rota, los hallamos a lo largo del recorrido que se hace
a través de Skagboys, y eso permite que cuando uno realiza una lectura
de Trainspotting algunos personajes y situaciones ya no resulten tan
ajenos como la primera vez que uno se adentró en dicha novela. Si bien es
cierto que en el orden cronológico literario, Skagboys resulta ser un
relato más elaborado que su continuación, también es cierto que el punto de
partida de la saga sigue teniendo su eje gravitante en la obra publicada a
medidos de la década de los 90’s. En términos de fútbol, ocurre algo parecido: en
una entrada previa se comentó la extensa variedad de datos que contiene la
primera parte de la historia, tan amplia que no tuvimos oportunidad de hablar del
contexto del fútbol escocés. La segunda parte, en cambio, contiene menos
referencias hacia jugadores o partidos, pero no deja de echar mano del deporte
que constituye la vida de gran parte de los jóvenes británicos. Ahora bien, en este
texto expondremos las referencias futbolísticas de Trainspotting, así
como una breve narración del ambiente que predomina en este deporte y en los
clubes pertenecientes a la liga escocesa. Siendo así, a muchos no nos resulta
difícil recordar la ya clásica escena de Mark Renton (Ewan McGregor)
sumergiéndose en las profundidades del “peor retrete de Escocia”; sin embargo, en la novela
el personaje mata previamente una mosca que lo aporrea para luego embarrarla en
la pared de enfrente: “Trazando una H, después una I y después una B con el
dedo índice, usando sus entrañas, tejidos y sangre como tinta. Empiezo con la S
pero el suministro va escaseando. No hay problema. Tomo prestado de la H, que
tiene un grueso excedente, y completo la S”.
Lo
escrito por Mark en el baño se refiere a uno de los apodos que tiene el
Hibernian FC, el equipo local de Leith al que le van Mark, Spud, Matty, Johnny
Swan, Begbie, Sick Boy y Tommy. Los Hibs fueron fundados en 1875 por
inmigrantes irlandeses, lo cual es notorio debido a la influencia que tiene el
club respecto a sus colores, nombre y escudo, así como a la creencia de que sus
seguidores forman parte del sector católico de Edimburgo. Así mismo, es uno de
los equipos de mayor tradición del fútbol escocés y el quinto con la mayor
cantidad de títulos oficiales, contando entre ellos: cuatro Premier League de
Escocia, así como tres Copas y tres Copas de la Liga de Escocia. Juegan sus
partidos de local en el estadio Easter Road y su mayor rival es el Heart of
Midlothian, equipo con el cual disputan el derbi de Edimburgo. En el otro lado
se encuentran los Hearts, club fundado en 1874, el cual cuenta con cuatro
Premier League de Escocia, así como ocho Copas y cuatro Copas de la Liga de
Escocia. En contraposición con su acérrimo rival, a los seguidores, también
conocidos como Jambos por el color mermelada de su jersey que en inglés
es jam, se les suele asociar con el sector protestante de la ciudad. Los
partidos de local los juega en el estadio Tynecastle Park, y al igual que el
Hibernian, es uno de los conjuntos de mayor tradición de su país y uno de los
que más títulos oficiales ostenta. Entre los aspectos destacables en su
historia, podemos mencionar la participación de jugadores y seguidores del
equipo en la Primera Guerra Mundial, formando uno de los batallones reales de
Escocia, el cual fue bautizado como el “batallón de los futbolistas”. En cuanto
a los números en los clásicos, los Hearts tienen a su favor la mayoría
de juegos ganados en encuentros oficiales, con 146 victorias; respecto a
partidos memorables, vale la pena referir las dos finales (1896 y 2012) de la
Copa de Escocia, ambas ganadas por goleada por el Heart of Midlothian.

Después
de la escena del baño, en la novela aparecen diálogos sobre fútbol,
principalmente sobre el equipo rival de los personajes. En un primer momento,
Sick Boy y Mark están con unas chicas orientales que asisten al Festival de
Edimburgo, pero posteriormente Sick Boy se queda solo, pensando en cómo ocupar
su tiempo mientras mantiene una conversación en su mente con Sean Connery. Los
pensamientos de Simon se interrumpen gracias a que ve a una persona con una
bufanda de los Hearts, pensando entonces que “preferiría ver a mi
hermana en un burdel que a mi hermano con una bufanda de los Hearts, es
la puta verdad”.
Muy rápido llega el año nuevo en la historia, y con ello un amigo de la
pandilla de Leith llamado Stevie, quien regresa de Londres para pasar las
festividades con ellos. En casa de Begbie se hacen algunos comentarios sobre el
derbi que habrá ese día entre los Hibs y el Heart of Midlothian, como
quién tiene las entradas del partido o la afición del líder obrero y socialista
irlandés, James Connolly, por el Hibernian FC. Una vez en el estadio, Stevie se
desfasa de las emociones del grupo, ya que primero se sintió bastante
desanimado entre los cánticos y festejos previos en la morada de Begbie y luego
estuvo un poco más alegre en la grada; incluso, aunque el Heart of Midlothian estuviera
goleando a los Hibs cuatro goles a uno, e incluso ante el desasosiego de
sus propios amigos. La razón de los cambios anímicos en Stevie era debido a una
chica: primero se sintió desconsolado de que no lo llamara para que pasaran
juntos el Año Nuevo, pero luego se sintió eufórico cuando se comunicó con él
para decirle que estaba viajando hacia Edimburgo. De camino a la estación de
trenes para esperar a su enamorada, se encontró con fanáticos Hearts que
le propinaron algunas patadas y golpes en la cara, pero Stevie no le dio
importancia a lo sucedido porque sabía que al final nada lograría impedir que
se reuniera con su chica en la última velada de la temporada.
A
pesar de que el clima futbolero del libro gira en torno a los cuadros de
Edimburgo, podemos hallar pasajes en los que aparecen los equipos de la Old
Firm; por ejemplo, durante la entrevista de trabajo a la que asisten Mark y
Spud. En los diálogos del guion traducido al español, se incluye esta ingeniosa
conversación escrita por Welsh: “Suerte Spud. Igualmente. No lo olvides ¿Qué? Si creen que no te esfuerzas estás en
problemas. A la primera le dirán a Servicios Sociales, -este no se esfuerza-, y
tu cheque se lo lleva el diablo. Cierto. Pero
si te esfuerzas demasiado… me
pueden ofrecer el empleo. ¡Exacto! ¡Qué miedo! Es la cuerda floja, es la cuerda
floja”. En el libro la escena es casi idéntica, pero se incluye la entrevista
de Mark, y en la de Spud se menciona a Scott Nisbet, quien supuestamente
asistió a Craigbie, la misma escuela que el amigo de Renton. El jugador en
cuestión forma parte de la plantilla de los Rangers, y referencias marginales
hacia los clubes de Glasgow irán apareciendo mientras nos adentramos en la
trama de la novela. Esto se debe a la hegemonía que en el fútbol escocés tienen
los equipos del establishment (Celtic y Rangers), ya que ambos poseen
más de 50 títulos de liga cada uno, cifra muy por encima de los clubes que le
siguen en cuanto a palmarés: Aberdeen, Heart of Midlothian e Hibernian, con
cuatro campeonatos por cada equipo. La cuestión futbolística, aunada a aspectos
políticos y religiosos de sus seguidores, hace inevitable su mención, incluso
en un ambiente tan identificado con la capital escocesa.

Conforme
avanzamos las páginas de Trainspotting, nos damos cuenta que muchas de
las escenas que fueron tomadas del libro para darle vida a la película, tienen
algo que ver con el fútbol, aunque en el film no se haga mención de él. La
anécdota de la pelea provocada por Begbie en el bar tiene un diálogo en el que
Franco menciona a la Young Leith Team, una agrupación callejera
de Edimburgo que tuvo notoriedad en los años 70’s, y que en principio no tuvo
nada que ver con el fútbol, pero que en los 80’s estuvo bastante ligada a los casuals de los equipos en Escocia.
Después de que Begbie arroja el vaso de cerveza, la trifulca no tarda en
desatarse, al igual que en la película, pero en la novela la provocación de
Franco tiene una intención oculta, la cual logra concretarse cuando Mark, su
pareja Hazel, June y el propio Begbie, se marchan del pub. Afuera está uno de
los sujetos que inició el altercado, y, como tal parece que lo ha querido
Frank, se encuentra solo. El sujeto le agradece porque adentro le ha echado una
mano en la batalla, pero este le sonríe y le pega una patada en los genitales.
Ante el asombro de sus acompañantes, Begbie responde que aquel individuo fue
uno de los tipos que apuñaló a su hermano, y ahora por fin le ha podido pasar
factura de ese hecho. Más adelante, en tanto Mark se encuentra como de
costumbre, enganchado al jaco, alguien toca a su apartamento; en un
principio piensa que se trata del hijo de Baxter, el antiguo casero, lo que le
hace recordar cuando solía conversar con el viejo sobre caballos y las viejas
glorias de los Hibs. Los Famous Five salían a colación para
eludir el cobro de la renta, y de paso, también para birlarle algo de dinero.
Ese episodio narrado en Skagboys recorre la mente de Mark hasta que se percata
de que es Tommy el que lo busca. Tras romper con Lizzie porque ella se enteró
de su asistencia al toquín de Iggy Pop, ahora el chico sano del grupo busca a
Mark para que le dé a probar un poco de heroína. Renton se rehúsa, pero, ante
la insistencia de Tommy, termina cediendo a las exigencias de su amigo.
“Ayer
fue sábado. La semifinal en Hampden. Me puse en un estado que
te cagas antes y después del partido. No tenemos ninguna posibilidad, pensé,
nunca la tienes en Hampden contra uno de la vieja escuela, con el público y los
árbitros sólidamente detrás de los clubs del establishment. Así que, en
vez de cabrearme por ello, simplemente decidí pasar un buen rato y aprovechar
el día. Ni siquiera recuerdo si fui o no al partido”. La actitud expresada en el
diálogo anterior corresponde al sentir de muchos seguidores que ven con
escepticismo y animadversión el desempeño de los equipos de Glasgow; ayudas
arbitrales, estadios hostiles, pero sobre todo el carácter sectario de sus aficionados,
son solo algunos de los argumentos que se esgrimen tanto en personajes de Trainspotting
como de Skagboys. De regreso al relato, vaya que nuestro personaje la
pasó a lo grande, ya que al día siguiente sucedió algo realmente chusco. Las sábanas
cubiertas de toda clase de porquería humana, escena injustamente achacada en la
película a Spud, cubren el cuerpo y los cómodos alrededores de Davie Mitchell.
A buscarlo al cuarto llega Gail para que él baje a desayunar. Él se viste y
recoge las sábanas con toda la mescolanza de desechos, pero cuando la mamá
observa el bulto llegando al comedor, le dice a Davie que no se preocupe, que
ella se hará cargo. Al encontrar resistencia, la madre de Gail tira del bulto y
provoca un jaloneo que expulsa el contenido, ocasionando un auténtico cagadero
en el comedor y en los alimentos de la mesa.

Poco
a poco se van entretejiendo los diversos relatos paralelos a la historia
principal, en algunos casos son amigos del grupo de Leith, como Davie Mitchell,
y en otros aparecen familiares. Las anécdotas del libro contemplan la vida de
Billy Renton, el hermano de Mark, y la de sus amigos. A través de ellas es como
nos enteramos del juego de cartas que aderezan con dinero “prestado” de un
club. Esa tradición surgió a partir de que uno de ellos, siendo el tesorero del
establecimiento, lanzó un fajo de billetes que todos sabían que era del club.
Después de esa ocasión, las siguientes partidas se llevaron a cabo con el
efectivo del empleo, el cual consideraban de juguete, algo así como billetes de
monopoly. Todo iba bien hasta que un día el dinero no llegó. El
compañero encargado de llevarlo, Granty, no apareció. Los amigos de Billy no
tuvieron noticias de él hasta el día siguiente, cuando le informaron a Lenny,
que leía tranquilamente el Record en un pub, que el ausente a la noche
de juego anterior murió debido a una complicación cardíaca. En las páginas
deportivas del periódico que tenía Lenny entre sus manos, se hace alusión a la
actualidad de algunos entrenadores de la liga como Graeme Souness, Billy McNeil y Alex Miller, así como al jugador del
Heart of Midlothian, Jimmy Sandison. En tanto la mayoría de
los personajes comienza a moverse en la atmósfera británica, Spud se encuentra
a un conocido, Ricky Monaghan, saliendo de las oficinas del paro. Charla con él
un rato sobre la vida y sobre el fútbol. Algunas quejas salen a relucir,
específicamente contra Alex Miller, el entrenador del Hibernian. También hablan
de Gordon “Jukebox” Durie y de Paul “Kano” Kane, pero más sobre el
primero, ya que Spud desconoce que fue transferido al Chelsea en 1986.
Llegamos
a la parte en que Mark conoce a Dianne. En una discoteca netamente ochentera,
Spud y Renton miran las habilidades de Begbie y Sick Boy con las mujeres, por
lo que estos se deciden a hablarle a una chica que Mark ha visto y a su amiga.
Su aproximación no es fabulosa, pero tampoco resulta molesta para Dianne. Mientras
conversan, Mark se empieza a sentir inseguro y se acuerda del tiempo en que
solían compararlo con Alec Mcleish, uno de los defensores del mítico equipo del
Aberdeen que dirigía Alex Ferguson. Su cabello pelirrojo siempre le ocasionó complejos
a Mark, a pesar de que en algún momento se quiso identificar con el Ziggy
Stardust de David Bowie, por lo que decidió teñirse el pelo de color negro
en un intento por deshacerse de la imagen de Mcleish. La conversación no
prosperó, pero Rents tendrá la suerte de encontrarse a Dianne subiéndose a un
taxi. En el camino, se besan y ella lo invita a tomar un café. Adentro se irán
al cuarto de ella y para fortuna de Mark, todo saldrá viento en popa. Terminado
el acto, Dianne le dice que salga de su habitación, que si quiere puede
quedarse en el sofá de la sala. Renton se queda a dormir ahí, pero tiene un sueño
de lo más horroroso. En él, Mark se encuentra amarrado a una pared mientras
observa restos humanos que son devorados por Yoko Ono y Gordon Hunter. La intuición de Renton
es que él será el próximo, por lo que se acerca con el defensor de los Hibs
para intentar congraciarse con él, cosa que no le termina dando resultado.
Antes de ser parte del festín, Rents se salva al cambiar repentinamente de
sueño. Finalmente se despierta e intercambia algunas palabras con la “rommie”
de Dianne, luego es invitado a desayunar y es entonces cuando se entera de que
los comensales no son sus compañeros de cuarto, sino los padres de ella.
Platican de algunas cosas y el fútbol aparece en escena: “A los hibbies
no les ha ido muy bien contra nosotros, ¿verdad que no?”, le dice el padre, que
es seguidor de los Hearts, mientras Mark sonríe al recordar lo vivido
con Dianne la noche anterior.
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La rivalidad entre Hibs y Hearts presente en cualquier espacio de Edimburgo
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Algunos
acontecimientos ocurridos después de conocer a Dianne, entre ellos el arresto
de Mark y Spud, y finalmente llegamos a la parte donde Renton tiene una
sobredosis. En la desesperación de sus padres deciden que lo mejor será que su
hijo se quede en casa para que pueda desengancharse de la heroína. El tortuoso
camino de libertad inundado de recuerdos, sábanas, desgarramientos y jirones de
realidad, comenzará cuando Mark vuelva en sí y se haga consciente de su estado
y de sus antiguas pertenencias alojadas en la habitación de sus primeros años.
Pósteres de estrellas de los Hibs como Paddy Stanton y Gordon Durie, o
el mismo Iggy Pop sentando en una plácida pose mientras destruye una pila de
discos, son algunas de las imágenes reales que precederán la desintoxicación de
Mark Renton. Ante panorama tan complejo, Rents elige la vida. Por lo que su
recuperación se irá dando paulatinamente y en el transcurso de esta Sick Boy lo
visitará para darle los pormenores del mundo exterior: “Hasta he visto algunas
preciosidades en Leith, me cago en la hostia. Y hablando de preciosidades, Mickey
Weir estuvo brillante que te
cagas en Easter Road el sábado”. Una vez que están
seguros de que su cuerpo ha dejado de pedir jaco, los padres de Mark lo
van llevando poco a poco, lo reintegran a la normalidad en la que solía estar
inmerso hasta antes de perderse en la sórdida danza de las jeringas repletas de
droga. Van de visita al Club de Estibadores y mientras sus padres salen a la
pista a bailar, Rent Boy charla un rato con Jocky, uno de los amigos de la
familia, sobre el mal desempeño del entrenador de la selección de Escocia, Andy
Roxburgh.
Las quejas residen en el tipo de alineaciones que emplea, dejando al margen a
nombres como “John Rawlings”, que parece ser una confusión de Jocky con algún
jugador escocés y el entonces jefe de Estado de la República de Ghana, Jerry
John Rawlings.
Las
cosas en la familia Renton se sacuden con la muerte en servicio de Billy. La
vida de este personaje se había dividido entre los pubs y su carrera militar.
En este punto de la historia, el hermano de Mark se realista en el ejército y
es enviado a Crossmaglen, en Irlanda del Norte, a una zona bajo control
británico. El contexto bélico, propiciado principalmente por la presencia del
IRA durante los 70’s y 80’s, hizo que el gobierno del Reino Unido aumentara la
presencia de patrullas militares en las zonas de conflicto. Como parte de un
atentado contra el gobierno, el destacamento en el que viajaba Billy fue
atacado mientras ellos bajaban de su vehículo. Mark no siente ninguna especie
de dolor, pero sí tiene recuerdos de cuando su hermano lo sometía para
descargar en él su propia orina o excremento; también lo obligaba a reconocer
la superioridad del Heart of Midlothian por encima del Hibernian, incluso en las
ocasiones en que este último le ganaba a los Hearts un partido
importante. Concluido el funeral, Mark se aparta de Leith para trasladarse a
Londres. En Inglaterra, Renton busca alojarse con Davo y Susy, unos conocidos
de la ciudad que no se encuentran en su apartamento cuando él los va a visitar.
Recorre uno de los pubs de los alrededores y le pregunta a uno de los camareros
si Paul Davis sigue bebiendo en aquel sitio. El camarero le responde que si se
refiere a “el tío de color que juega para el Arsenal”, un mediocampista gunner
del mismo nombre.
Mark le contesta que no, que en este caso se trata de un tipo alto originario
de Liverpool. El camarero parece ubicarlo, pero le comenta que hace tiempo que
no visita el establecimiento. Sin encontrar a nadie de sus contactos, nuestro
protagonista va a parar a un cine nocturno. Ahí se le acerca un italiano
llamado Giovanni, quien le pone una de sus manos en el muslo y lo invita a
dormir en su departamento. Mark se resiste, pero termina accediendo. En la cama
del extranjero, Rent Boy se queda dormido y se despierta con algo de semen en
una de sus manos. Él lo insulta y el extraño se pone a llorar y a decir algunas
frases al aire. Mark se apena de la situación e invita al sujeto a comer algo, luego
a casa de uno de sus colegas que vive cerca de ahí. Adentro hay una fiesta y en
ella se encuentra con Davo, Suzy, Nicksy y Charlene. Después de conversar un
rato con ellos, presenta a su acompañante y lo deja hablando con sus conocidos del
lenguaje masculino internacional por excelencia: el fútbol.
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Choose life!
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Entre
las múltiples idas y vueltas de Mark, nos encontramos con que a Johnny Swan le fue
amputada una de sus piernas a causa del consumo de heroína. Renton va a
visitarlo y lo encuentra bastante tranquilo. Johnny le platica sobre el
cyclozine y su mezcla con la metadona, pero él le responde que ya ha dejado por
completo el consumo de drogas. Luego Mark se lamenta por lo sucedido con su
pierna, a lo que el “Cisne Blanco” suelta en tono de burla que, el no tener más
que una sola pierna no impidió a Gary Mackay el seguir jugando.
Llegamos a la recta final del libro y nuestros personajes se dirigen a Londres
para hacer el negocio de la venta de heroína. Al camión se suben Begbie,
Renton, Spud y Segundo Premio, mientras que Sick Boy aguarda en un lugar cercano
al vehículo. Los últimos momentos de la historia contemplan algunas menciones
futboleras que guardan relación con el viaje: mientras toman sus asientos, a
Spud se le puede identificar con una camiseta de la selección de Irlanda; se
habla brevemente de la trayectoria de Segundo Premio, uno de los amigos
borrachos de Leith, como estrella internacional a nivel colegial, además de su
fugaz paso por el Manchester United; hay una discusión entre Begbie y Sick Boy en
donde sale a relucir uno de los muchos conocidos del rumbo, quien es un casual
de uno de los equipos de Edimburgo; en una parte del tramo, Mark va jugando con
un encendedor y la cola de caballo de Sick Boy, por lo que este decide
apartarse de su asiento e irse a sentar con una pasajera que viaja sola, pero
antes se cambia de camiseta y entre las posibles vestimentas encuentra una del
Hibernian F.C. – European Campaigners. La transacción en Londres será
todo un éxito y mientras los demás turistean en la capital inglesa, Mark se
escapa del hotel con el dinero de la venta. En las calles, el menor ruido o
movimiento lo pone nervioso, así sea un grupo de jóvenes escoceses con playeras
del Celtic que han bajado para ver a The Pogues en concierto.
Como
puede verse en los párrafos anteriores, el fútbol es una constante en el mundo literario
ochentero de Irvine Welsh: datos, referencias o simples alusiones a formas de
entender la vida a través de situaciones similares con el balompié. Todo eso
forma parte de la cultura que nunca abandonó a la juventud británica en esos
años. El propio Welsh ha hablado en varias entrevistas de la complicada
transición que sufrió la sociedad a causa de la implementación del modelo
económico neoliberal del gobierno británico. Para ellos significó la
aniquilación del estilo de vida precedente, el cual les proporcionaba estabilidad,
oportunidades y un espacio para pertenecerse más a ellos mismos. Es a partir de
los dogmas libertarios que lloverán las inagotables ráfagas de publicidad: de
consumo de productos que te harán una persona más sana y productiva, de pautas
que te ayudarán a ser un individuo más funcional para la sociedad, de figuras
humanas que representan “lo más preciado” de nuestra época y que cumplen a
cabalidad con las exigencias de la realidad. Ante la perspectiva de que todo
puede ser comercializado, y para eso se requiere ser mejorado/estilizado, una
de las opciones que la juventud encontró en esos años para evitar tal frenesí
fue precisamente el consumo de estupefacientes. La evasión del mundo como una
forma de rebelarse ante eso que a la mente le puede parecer lógico, pero que al
ser le produce asfixia y repulsión. En ese vía crucis se disuelve el mundo de Trainspotting,
acompañado del irremediable giro del balón; el cual hizo de morada para quienes
no querían presenciar movimientos disonantes y teñidos de esa extraña sensación
que suele provocar una posición adelantada.
*Los
jugadores mencionados en este texto que no tienen una nota al pie, fueron referidos
en cuanto a su carrera futbolística en el texto: El antes de Trainspotting y
los primeros chutes.
Escrito por Carlos Ríos